Muy a su estilo y expertise, Chronoswiss es amo del trabajo de guilloché en las carátulas, y es así que en esta ocasión y con motivo de la subasta bienal organizada por su majestad, el Príncipe Alberto II de Mónaco, ha revelado un repetidor de cuartos adornado por una escena mítica conocida como Ouroboros.
Al centro parten dos manecillas para la indicación de las horas y minutos, mientras que la escena se la roba una serpiente que pareciera comerse su propia cola, un simbolismo del Antiguo Egipto que representaba la unidad eterna y el renacer a partir de una unidad cósmica que regía al universo.
Asimismo, este tipo de imágenes fueron encontradas en la tumba de Tutankamon, pero de la misma manera aparecieron en la mitología nórdica y asiática como símbolo de la eternidad y el tiempo como infinito.
Chronoswiss hace uso del oro blanco para la caja y al mismo tiempo propone el mismo metal para la carátula, por lo que el nivel de gravado y decorado en tres dimensiones merece el aplauso y la buena fe de quien opte por hacerse de esta pieza en la subasta a beneficio de la investigación de la Distrofia Muscular de Duchenne.
Finalmente la obra mecánica de la repetición de cuartos puede admirarse desde el reverso de la pieza gracias a su fondo de cristal de zafiro, que pone en evidencia al calibre de manufactura de carga automática, y a su sistema de sonería conformado por dos timbres, uno destinado a la indicación de las horas, y el otro que sonará después del anterior para indicar los cuartos de hora.