No es un secreto que el diseño de las piezas determina, en gran parte, la decisión de compra de los artículos que, sencillamente, pertenecen o deben de hacerlo a nuestro estilo de vida. Esos productos que no se andan con rodeos, los amas o los odias, pero no existen las medias tintas. Así es Italo Fontana y cada una de sus creaciones, podrá gustarte su concepto italo-suizo o no y su nombre de «soldador», pero seguramente lo voltearás a ver y harás algún comentario al respecto.
Son ese tipo de objetos de deseo que pertenecen a tu hambrienta lista de satisfactores simplemente por su aspecto, uno que no es tan sencillo de conseguir, ni tampoco sencillo de describir, no obstante intentaremos evaluar una pieza que presenta la corona del lado contrario al habitual: exhibe horas, minutos, fechador a las 6 y un mecanismo cronógrafo de cuarzo de apellido Miyota y de nombre OS2A que trabaja al interior de una caja de acero de 50 mm que parece haber sido desarrollada a partir de los restos del acero de alguna construcción contemporánea al tiempo que conseguirá seguir hermética hasta los 100 metros de profundidad. Su cristal es de origen mineral y la carátula presenta los –nada comunes– números 2, 4, 8 y 12 en clara señal de rebeldía horológica.
Juego tridimensional que pone a prueba el gusto atemporal y clásico de los aficionados a las piezas de relojería, que apuesta por una descripción de producto cargada de «mala conducta» y que así como existe el papel protagónico de una película, éste carecería de importancia si faltara un antagonista…
