El momento ha llegado junto con el Verano, y es que para Bell & Ross no resulta complicado poder adaptar sus trazos de diseño y brindarles un poco de color. Así se genera un buen producto, uno que sea para toda la vida, que no caduque con las temporalidades y que se adapte a la personalidad de cada persona. ¿Cuántas veces detenemos la acción de compra porque el objeto no cumplió con nuestros exigentes y, muy personales, estándares?
Esta subjetividad se atiende de manera excelente por la casa de relojería de origen francés, pero también parte de una sólida base conocida como reloj de bolsillo, herencia, aviación y… Bell & Ross.
Inspirándose en aquello que nos genera tanta empatía, es decir, el pasado, Bruno Belamich generó piezas que surgen de la inspiración de los aviones y la relojería de bolsillo, estas líneas responden al código WW1 de la marca y evocan un ADN bélico funcional, vintage y muy elegante:
caja de 41 mm de Argentium® (aleación que retarda la oxidación del metal y brinda una coloración única), cristal de zafiro abombado, índices aplicados y finamente pulidos sobre una carátula plateada, opalina coloración rutenio, segundero a las 6 h, números arábigos y, todo ello coronado con el prestigio de Swiss Made y abrazado a la muñeca mediante un «cinturón» de piel de aligátor en diferentes tonalidades: gris, y azul, blanco, rojo y naranja ideales para el verano. Finalmente, al dar vuelta a la pieza podremos admirarnos con su fondo sólido del mismo metal trabajado con un patrón guilloché «Barleycorn», por si todo lo anterior no lo hubiese conquistado…