París, Francia.- Por la ventana, el cielo de la ciudad luz refleja en mi computadora, los rayos de sol me acompañan al escribir a tan sólo unos metros del museo de Louvre estas líneas. Al asomarse uno puede observar la principal sede de Montres Breguet en Rue de la Paix. Reflexiono y encuentro este interesante momento uniendo a un museo y una relojera, enriqueciendo a toda la humanidad por decirlo en pocas palabras y es que si se revisa la historia será difícil encontrar lo que hoy une a Breguet y al Museo de Louvre.
Lo excepcional…
Por un lado es completamente imposible imaginar la relojería mecánica como la conocemos hoy en día sin la existencia de Abraham-Louis Breguet, genio relojero que se definió como un gran innovador nacido en Neuchâtel, Suiza, pero con la mayor parte de su vida establecido en París. Nace en 1747 y ha quedado como un sello único del pensamiento en materia de mecanismos y padre del tourbillon, una complicación que nace de pensar cómo aminorar uno de los enemigos de los relojes, la gravedad. Hoy en día, cualquier Manufactura que se jacte de ser de alta relojería seguramente tiene en su colección una o varias piezas con tourbillones, de hecho hay quien se dedica solamente a mejorarlos.
Así, este personaje relojero maestro, se convierte en quien hace las piezas más exclusivas de su época, se puede considerar el inicio de su relación con el Louvre en 1802, cuando presentaba sus obras en su interior gracias a la exposición de industria que mostraba las principales innovaciones de la época. De hecho, en aquellos años los principales directivos y en especial el responsable del castillo de Louvre, adquirió uno de los repetidores que A.L. Breguet ofrecía en venta.
Igualmente imposible es pensar en la museografía y las colecciones públicas de arte de hoy en día sin el Louvre, el museo más visitado del mundo que en la actualidad recibe aproximadamente 8.5 millones de personas al año. Su influencia se marca por un hecho sin precedente cuando en 1793 declara el patrimonio de las obras que tenía como colecciones privadas en patrimonio público, así se convierte en el ejemplo y primer lugar del mundo donde se nacionalizan las colecciones que pertenecían a la monarquía. El modo de pensar de la actividad de los museos cambia automáticamente y democratiza de una forma muy importante el acceso a la difusión de la cultura. El Louvre como tal, cuenta con más de 445,000 piezas de arte de distintas disciplinas, culturas y épocas.
Museo y relojero
El museo de Louvre y Breguet, encuentran muchos puntos en común, tanto del lado artístico como del lado de la preservación de valores y difusión de cultura. Siendo uno de los lugares más emblemáticos del mundo, se une a la horología con una buena colección de relojes Breguet que son patrimonio de la relojería mundial, tesoros que datan de 1800 con piezas únicas resguardadas en su colección.
En la época actual no tardó Nicholas Hayek –el gran empresario, visionario y fundador de Grupo Swatch– en fijarse en Breguet como una de las empresas que debía adquirir en su grupo –aquel que vino a revolucionar y dar otra vez impulso a la relojería Suiza con su marca país “Swiss Made”–, lo cual consigue en 1999. Lo primero que hizo fue expandir la fábrica para poder surtir la demanda y así se vuelve el éxito que hoy en día representa en la alta complicación donde la innovación siempre está presente.
Debemos decir que en 2009 también se encuentra una fuerte relación entre ambas entidades ya que se lleva a cabo la exposición “Breguet en el Louvre: un apogeo de la relojería Europea”, un hecho histórico que queda en la historia como uno de los momentos más importantes para la relojera y uno de las exposiciones relojeras y especializadas más importantes del mismo museo.
Así, Nicolas A. Hayek se enrola en una misión con el Louvre desde 2009 en la renovación del museo, y quién mejor que su nieto Marc A. Hayek, actual Presidente de la compañía, para dejar en sus manos el proyecto a la muerte de su abuelo. Por supuesto que asume y atesora el compromiso de Breguet y su abuelo, un hecho que culmina esta semana cuando se viva la inauguración de pabellones del museo que han estado cerrados por más de 10 años. Una renovación total del Louvre se planteó en los años 80 y con esta última parte se considera la finalización y apertura de las salas que albergan todo el siglo XVIII, con una presentación museográfica única de más de 2,500 metros cuadrados. Objetos de este mismo siglo legados por importantes personalidades y coleccionistas precisamente son relojes Breguet provenientes de la colección privada de Caludius Cote en 1961, donados por su viuda.
Breguet, el Louvre y la monarquía
En su tiempo, el relojero se establece en lo que era la ciudad más importante de Europa, la Ciudad Luz tenía una vida rica en inventos y avances, precisamente ahí creaba y enseñaba sus piezas con avances tan importantes como el resorte-timbre para los relojes de repetición, el primer reloj de viaje vendido a Napoleón Bonaparte o el tourbillon para el cual obtuvo la patente en 1801 del Ministerio del Interior Francés.
Era un hombre admirado por las cortes de Europa, relojero que dictaba las líneas de los altos mecanismos para la sociedad, los militares, financieros, científicos y los diplomáticos más respetados de la época. Recibe muchos honores y era miembro del comité de Longitud y Relojero de la Armada, así como recibió de manos del rey Luis XVIII la Legión de Honor, las distinciones más importantes de su tiempo.
Hizo piezas históricas para personajes emblemáticos, como el reloj de la Reina María Antonieta, la cual también ahora se une en su historia a las acciones de Breguet en el área de Versalles pues colabora en la remodelación del Petit Trianon, el palacio donde la reina gustaba de estar totalmente apartada de la sociedad.
El mecenazgo Breguet
La marca se convierte en uno de los principales mecenas del arte en el mundo, su relación en la renovación del Louvre la dejará en los libros y la historia de este emblemático museo. Pero su actividad no ha parado ahí, también es mecenas del museo del Hermitage en San Petersburgo Rusia, el mismo Petit Trianon, así como de la realización de la semana de Leonardo da Vinci basados en su obra “Salvator Mundi” difundida a nivel mundial por ser considerado uno de los descubrimientos más importantes de los últimos 200 años. También se asocia a la Música desde hace 12 años con el Concurso de Música de Ginebra, donde participan los jóvenes más virtuosos en esta disciplina y buscan iniciar su carrera.
Un mecenazgo no sólo se vive en el momento sino se queda en la historia de la humanidad impregnado. Nicolas Hayek lo deja como reto y su nieto lo toma como uno de sus principales compromisos hasta su conclusión, donde seguramente buscará más acciones en el arte. Por lo pronto, ha quedado en los libros de ambos y en el registro de la memoria pública, el más alto agradecimiento al colaborar con las renovaciones del Louvre en este inicio de siglo. Qué mejor que estar apoyando a quien cambia la historia de los museos, con quien en realidad ha inventado gran parte de la innovación que se puede ver la relojería. Dato revelador es la presentación de por lo menos un nuevo mecanismo al año por parte de la relojera. Sin duda, la historia juzgará y atesorará este momento y los millones de visitantes tendrán oportunidad de disfrutar por décadas enteras este gran esfuerzo.
Imagine poder dejar testimonio en una de las principales instituciones de arte en el mundo… sin duda no tiene precio.