Las conferencias de prensa durante las exposiciones de relojería en Suiza, tanto en Ginebra como en Basilea, son siempre una experiencia única. Este año resultaron muy concurridas y muy positivas, por lo que con el ejemplo de lo que es una industria floreciente, la sonrisa asomaba al rostro de casi todos los productores y representantes de las casas relojeras. En ambas ferias domina el análisis de los nuevos productos y tendencias que marca el arte de hacer relojes. Permítame compartir algunas percepciones y muchos hechos que indican a dónde se dirigirá la relojería en los próximos años.
Primero que nada, observo que actualmente cada firma lucha por tener su movimiento propio, al menos un calibre que dé vida a sus relojes, susceptible de mejorar y al cual sea posible añadir complicaciones, interés que hemos visto en varias marcas desde hace algunos años. Hace una década era impensable que cada casa relojera tuviera un movimiento, y menos aún una marca independiente. Hay que recordar que no sólo hay que hacerlo, sino hacerlo rentable. Otra tendencia es que las Manufacturas independientes cada día elaboran piezas con mayor exactitud, calidad, mejores diseños y sobre todo, nueva tecnología en materiales.
Este año en particular fue posible atestiguar el regreso a relojes de medidas más contenidas, que contrastan con los enormes relojes de la década pasada, al mismo tiempo que muchas casas relojeras basan sus diseños en lo vintage con colores y códigos de diseño de principios y mitad del siglo pasado.
En cuanto a complicaciones, me parece que el tourbillon sigue presente en el gusto de los consumidores. De igual manera, complicaciones como el cronógrafo, los monopulsadores y muchos dobles y hasta triples husos horarios, así como horas mundiales, se ven con frecuencia en muchas marcas.
Este año también encontré muchos relojes con temas en azul en sus carátulas, lo que hace dos o tres años se observaba con el color rojo, aún presente en carátulas, biseles y correas.
Al mismo tiempo, creo que los repetidores de minutos se hacen escuchar con insistencia en las Manufacturas de renombre, y las relojeras de prestigio destacan al poder ensamblar esta bella complicación.
La relojería, que se ha vuelto parte integral de la experiencia y creación humanas, hoy confirma la preferencia de sus clientes y sitúa a Suiza en un sobresaliente lugar en virtud de su dominio del savoir-faire de la máxima expresión artesanal de la medición del tiempo. Espere lo extraordinario en esta década: nuevos materiales, más precisión, complicaciones extremas y una relojería que cada día será más individual, conforme cada quien encuentre su propio movimiento. Sin duda será emocionante.
-Guillermo Lira-