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Jaguar y Land Rover – cuna de campeones


 |  21 febrero, 2014

JLR_Finland_010Finlandia.- Una demostración fuera de lo común de las capacidades dinámicas de los vehículos Jaguar y Land Rover, acompañadas de una inusual experiencia cultural y gastronómica, nos llevaron a conocer las lejanas tierras de Finlandia, lugar donde oriente y occidente se fusionan, y cuna de una abundante cantidad de nombres que han venido a formar parte importante de la historia del automovilismo deportivo en todas sus categorías, destacando sobretodo el ámbito de los rallies.

Con menos de siete millones de habitantes, no resulta casual que en Finlandia la proporción de conductores con aptitudes extraordinarias sea tan alta, y es que si a las responsabilidades y demandas habituales de un manejo “normal”, les añadimos la dificultad de conducir con varios centímetros de nieve o hielo de manera recurrente durante mas de ocho meses al año, les ha obligado a desarrollar habilidades extraordinarias de manejo en el día a día.



NUEVAS EXPERIENCIAS

JLR_Finland_224Jaguar y Land Rover pusieron a prueba las aptitudes de un pequeño grupo de periodistas, y aprovecharon la oportunidad para demostrar las posibilidades de algunos de sus autos bajo ese tipo de condiciones adversas. La experiencia dio comienzo en el centro de Helsinki con destino a la pequeña aldea de Fiskars,  famosa por la fábrica de cuchillos, tijeras y utensilios de corte del mismo nombre, cuyo trademark es el color anaranjado en los mangos de las mismas. Carreteras estrechas con curvas cerradas, abundante nieve y hielo fueron el pretexto para conducir el buque insignia de Jaguar, un XJ de seis cilindros, 3 litros y tracción integral, que en lo personal me dio la oportunidad de manejar por primera vez, bajo la modalidad de conducción de “invierno”, que da la impresión de aletargar ligeramente las reacciones del motor y  los cambios de marcha, ofreciendo también una mayor resistencia al acelerador; con un buen nivel de aceleración, el manejo en línea recta es certero, el agarre es firme al contar todos los vehículos con neumáticos de invierno con pequeñas incrustaciones metálicas, y el manejo recomendado es el de frenar exclusivamente en línea recta, estando consciente a la vez, que la distancia de frenado por ejemplo desde 50 kph que en condiciones normales llevaría 12 metros, bajo estas condiciones se incrementa a 55, y a mayor velocidad, el incremento en distancia es exponencial. Además del frenado, en los cambios de dirección y en las curvas, la demanda de concentración es constante ya que la pérdida de tracción es frecuente, aunque los sistemas electrónicos y la tracción integral hacen su trabajo de manera oportuna; la combinación de los sistemas puede hacer que la tracción ayude a corregir teniendo activada tan solo una de las ruedas.

El caso es que salvo pequeños sustos resultado sobretodo de ir ganando confianza o bien de ser demasiado bruscos con el volante, a velocidades moderadas las ayudas electrónicas resultan de lo mas eficientes, haciendo segura nuestra llegada a Hammelina, ciudad que vió nacer al compositor Jean Sibelius a finales del siglo antepasado, en las postrimerías del periodo romántico de la música. Particularmente no se me olvidará la mansión construída en 1765 ni el salón que sirvió de marco a una gran cena de cinco tiempos, extraordinariamente maridada en donde los ahumados de la región encontraban su mejor expresión con un Chablis jovencito, dimos cuenta del Pato con un extraordinario Pinot Noir, y rematamos con un Oporto de Diez Años, en una cena memorable.

CONFORT Y LUJO COMO SI NADA

Temprano por la mañana era el día grande, el cambio climático hizo levantarnos con la duda de si iba a ser posible manejar sobre el lago, pues la temperatura promedio de 0 grados que prevaleció durante esos días, hacía que la capa de hielo probablemente no fuera lo suficientemente gruesa para aguantar el peso de nuestros vehículos. Nos adentramos, ahora sí en terrenos agrestes de montaña, que independientemente de su belleza excepcional, nos dieron la oportunidad de constatar probablemente la faceta de mayor eficiencia de la Range Rover Sport, en este caso supercargadas, que libraban objetos, pendientes, nieve y hielo con un absoluto control. Probamos el control de descenso con un ángulo importante, y quizás lo más sorprendente sea la facilidad aparente para llevar a cabo todo ello, manteniendo el confort, la comodidad y el control de movimientos dentro de la cabina. Una escala técnica que confronto el pasado y presente de la movilidad en esos lugares, nos dio la oportunidad de circular en un trineo jalado por seis Siberian Huskies, para después experimentar la aceleración y versatilidad de una moto de montaña, en una experiencia difícilmente repetible sobretodo para quienes vivimos en este lado del mundo.

LA PRUEBA DE FUEGO

Finalmente sí se pudo, y sobre un lago congelado manejamos un Jaguar F Type, y un XK R, ambos con la impulsión a través del eje trasero y un gran caudal de potencia; la idea era circular en cualquiera de los dos grandes círculos sobrevirando al vehículo, y controlando el sobrevirage a través de la dirección, intentando llevar el auto “drifteado” de manera continua el mayor tiempo posible. Conseguir el sobrevirage no es problema, controlarlo es otra cosa, ya que el equilibrio entre la gestión de la dirección y la cantidad de potencia ejercida requiere de mucha práctica, manifestaron los instructores lo cual fue un alivio para nuestra frustación.

Video 1:

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Posteriormente y en un circuito de casi 2 kilómetros, el recorrido con Mina Silankorva excampeona finlandesa de rallies, parecía sencillo por el control y la prestancia de su manejo, mientras la Evoque con tracción integral desplegaba sus cualidades con sobrevirajes controlados y salidas rápidas de las curvas. La verdad es que el manejo en hielo es sumamente demandante, y parece fundamental el encontrar la velocidad apropiada para cada situación, generar esa percepción de manera adecuada requiere de práctica, pues aún con las ayudas electrónicas, el frágil equilibrio de factores hace caer fácilmente en subvirajes, sobrevirajes y pérdida del control, como de manera penosa nos sucedió al acometer el pequeño circuito. Habrá que esperar otra oportunidad, pues cuando apenas comenzamos a familiarizarnos con todas estas nuevas condiciones, el avión de regreso a México ya nos estaba esperando. Gracias Jaguar y gracias Land Rover por esta muy grata experiencia de manejo en nieve. 

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