La historia de los relojes misteriosos es fantástica, y nos invita a viajar al siglo XIX, momento en el que el mago e ilusionista Jean-Eugène Robert-Houdin (1805-1871) es considerado uno de los inventores del reloj misterioso cuyo movimiento suele alojarse en su base.
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Jean-Eugène Robert-Houdin, de relojero a ilusionista
Robert-Houdin nació en Blois, Francia el 6 de diciembre de 1805. Cursó sus estudios superiores en la Universidad de Orléans, y durante un tiempo trabajó como relojero. Accidentalmente recibió un libro de invocaciones y espiritismo, se interesó en el arte y comenzó a tomar lecciones con un ilusionista local. Posteriormente, se mudó a Tours y estableció una fábrica de relojes, mientras que en su tiempo libre practicaba trucos de magia. Pronto comenzó a ser el aprendiz del mago De Grissi.
Robert-Houdin es a menudo descrito como el padre de la magia moderna. Antes de su nacimiento, los ilusionistas realizaban sus actos en mercados y ferias, pero Robert-Houdin actuaba en teatros y fiestas privadas. Debido a su éxito, Robert-Houdin abandonó el trabajo de relojero y se dedicó a ser ilusionista.
Nota: el mago y escapista Harry Houdini (nacido como Ehrich Weiss) estaba tan impresionado por Robert-Houdin que después de leer su autobiografía en 1890, Ehrich adoptó el seudónimo “Houdini” en honor de Robert-Houdin.
El reloj misterioso
El sistema fue patentado por Armand Schwob et Frères el 24 de enero de 1889 y utilizado más tarde por Cartier en particular.
Perfeccionado por el relojero Maurice Couët, exclusivamente para Cartier, los relojes misteriosos son objetos fascinantes cuyas manecillas parecen flotar mágicamente en el cristal, independientes del mecanismo.
Cómo funciona un reloj misterioso
Emplea discos de cristal transparente con bordes dentados para llevar las manecillas. Estas ruedas son impulsadas por piñones, ocultos dentro del marco de la caja.
Los relojes misteriosos requieren varios meses de trabajo y paciencia y suelen ser acompañados con gran suntuosidad por el joyero, por lo que siguen siendo piezas excepcionales en la producción de la Maison. El primero en Cartier fue el Modelo A, un paralelepípedo de cristal, original de 1912.
En los años 1920, Maurice Couët desarrolló varias versiones de relojes misteriosos, entre ellos doce de inspiración china y seis con forma de Pórtico, que siguen siendo los objetos decorativos más preciados concebidos por Cartier.