Cartier firma una colección de estuches de perfume para tener siempre a la mano. Estos objetos recuperan la gran tradición de las polveras. Sofisticados y nómadas, Les Nécessaires à Parfum Cartier inventan un nuevo gesto sencillo, original y moderno que consiste en albergar todas las fragancias de la Maison en forma de recambios de cristal de 30 ml fijados por magnetización en el interior del estuche con un mecanismo magnético especialmente desarrollado para facilitar su fluidez. Estos objetos de bolsillo ultradelgados y elegantes se deslizan fácilmente en una mano.
Objetos para toda la vida
Les Nécessaires à Parfum Cartier están diseñados para durar. Con sus múltiples recambios a elegir en el seno de una biblioteca de perfumes compuesta desde el primer año por nueve fragancias: Baiser Volé, La Panthère, Déclaration, Pasha Édition Noire, Oud & Santal, L’Heure Mystérieuse, l’Heure Diaphane, Pur Kinkan, Pur Magnolia y destinada a enriquecerse a lo largo de los años con todos los perfumes que han marcado la historia de Cartier.
Savoir-Faire
Objetos de bolsillo, para el bolso o decorativos, todo en ellos invita al refinamiento. Deseables en todos los sentidos, estos cuatro estuches de perfume capturan la luz haciendo brillar sus paredes, cinceladas con una decoración de mil rayas doradas, plateadas o lacadas con un azul intenso y un profundo verde celosía.
Infinitas posibilidades que permiten cambiar de fragancia en cualquier momento y de un día para otro, según tus deseos. Para uno mismo, para regalarse o para regalar, un objeto con una dedicatoria grabada y, lo que es más, albergado en un estuche también personalizable con un marcado en caliente. Su fabricación necesita más de siete etapas, desde el grabado del metal y la aplicación de la laca, hecho a mano color por color y celdilla por celdilla, hasta el pulido de alta precisión.
No solo hacemos joyas. Debo decirle, señor, que una joyería como la nuestra es tan capaz de adornar los hombros de una mujer con un collar deslumbrante como de llenar su bolso con una polvera, un espejo, un bonito peine e incluso tarjetas de visita, todo caracterizado por el mismo sello de originalidad y arte. Jacques Cartier.
Cartier y el culto a los objetos hermosos, una historia de accesorios y estilo
Estos estuches de perfume de nueva generación se inspiran en las polveras de Cartier de principios del siglo XX. Por su forma, su grabado, su decoración esmaltada y su lacado, estos objetos son la expresión de un arte de vivir. Todo en ellos invita al refinamiento: salir, empolvarse, retocarse. La atención por los detalles y los gestos ultrafemeninos son una característica de la época.
El estuche muestra de la creatividad de Cartier en los años 20 y 30, exige la estrecha colaboración de muchos oficios diferentes: diseñadores, fabricantes de cajas, ebanistas, cinceladores, lapidarios, engastadores, grabadores, a veces joyeros y otros savoir-faire a menudo tomados del mundo del arte, tanto ancestral como de origen asiático u oriental. Empezando por el lacado.
El esmalte juega un papel igualmente importante en el diseño de los estuches. Su entrada en el repertorio de la Maison se produce a principios del siglo XX. La Maison crea su propia paleta. Los tonos más vivos como el azul real, el verde cardo o el verde imperial, responden a las notas sobrias del rosa, el malva y el gris. Debido a su gran superficie, el estuche se adapta perfectamente a la ornamentación. El juego de formas, los motivos familiares y de otros lugares, la profusión de colores: el estuche captura la esencia del Art Déco. Entre las influencias extranjeras tradicionales y la geometría moderna, desde el arte islámico hasta las influencias asiáticas, Cartier adapta motivos familiares y de otros lugares, de ayer y de hoy, para extraer su poder abstracto y desatar la fuerza gráfica del diseño. Más adelante, Cartier explora también todas las posibilidades del trabajo del oro. Guilloché, el metal precioso aprovecha al máximo la luz: grabado, cincelado, gallonado, juega con los efectos de la vibración. Minuciosamente pulido, difunde su brillo solar. La Maison llega incluso a combinar sus tonos rosa y amarillo, especialmente en los años 60.