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¡A toda velocidad! Omega Speedmaster, de las pistas a la Luna


 |  16 julio, 2019

Speedmaster, como su nombre lo dice, surge de la visión de la compañía por contar momentos importantes que retaban a la mecánica para mejorar en precisión y robustez. Así nace “Speedy”, un clásico que sabe bien cómo reinventarse

Pensar en más de seis décadas de relojería deportiva y pionera en la precisión se dice fácil, pero para alcanzar el nivel de icono de la industria –no nada más del mundo Omega–, se requiere una larga historia de sucesos que llenen de valor a esta colección.



Introducido en 1957 como cronógrafo enfocado en el deporte motor, se trata del primer crono de pulsera para pilotos profesionales, y con la incorporación de sus mecanismos confiables y sofisticados, también se ganó ser utilizado como instrumento de precisión para los Juegos Olímpicos. Asimismo conocemos su papel fundamental en la precisión astronáutica.

En un inicio, el célebre calibre 321 daría vida a las primeras referencias  de la marca, como es el caso del modelo original de 1957. Este motor fue producto de la invención de Albert Piguet, de la extinta o transformada Lémania, adquirida en la década de los 40 por la SSIH, propietaria de Omega, y que a mediados de los 80 diera vida al portafolio de marcas que hoy conocemos como Grupo Swatch.

Speedmaster responde a los modelos previos de la marca como el Railmaster y el Seamaster, pero tratándose de un cronógrafo de precisión automotriz debió contar con una escala taquimétrica graduada en el bisel, primicia para los relojes de su tiempo.

Diversos cambios llegaron con el Speedmaster a medida que avanzó la tecnología. Reconocemos en él el uso de nuevos materiales para su caja, pulsadores y agujas; estéticas que han cruzado incluso la barrera de los calibres esqueletados  y «Speedys» animados por electricidad y regulados por cuarzo, es decir, esta pieza ha mutado en razón de los requerimientos de quienes lo portan.

Todos los modelos Speedmaster de finales de los 50 y principios de los 60 utilizaron el 321 mencionado, que dio paso al 861 presentado en 1968/1969. Sin embargo, en 1964 la NASA lanzó un desafío que consistía en disponer de relojes totalmente confiables para resistir diferentes pruebas que simulaban condiciones lunares adversas, con motivo de la carrera aeroespacial detonada por la Guerra Fría. Tan solo cuatro marcas respondieron al llamado y finalmente el reloj seleccionado fue un Speedmaster, que viajó con los astronautas del Apollo 11 y alunizó junto con Buzz Aldrin, segundo hombre en pisar la superficie lunar, y quien al momento portaba un Speedmaster del año 1965.

Pruebas propuestas por la NASA de cara a la certificación:

  • Debía resistir temperaturas de 71 °C por 48 horas y cambiar a 93 °C por 30 minutos
  • Soportar −18 °C, grados máximos y mínimos de humedad
  • Choques de hasta 40 g en diferentes direcciones
  • Aceleración lineal de 1 a 7.25 g con espacio de 333 segundos de diferencia
  • Presiones de 1.6 atmósferas durante una hora, entre otras condiciones.
  • El calibre debía ser de cronógrafo manual, pues a pesar de que en 1969 ya existían cronógrafos automáticos, la alteración en la gravedad podría modificar el remontuar de la pieza.

Nota: hasta la fecha, los Moonwatch gozan de un calibre 1861 de carga manual, y cumplen con las especificaciones del único reloj lunar.

De la Luna a la Tierra, Omega salva la misión

Conocemos la película protagonizada por Tom Hanks inspirada en la misión Apollo XIII, en cuya trama destaca el momento en el que los astronautas deben calcular el ángulo exacto de retorno al planeta, luego de una explosión que cambia la misión inicial por una segunda de supervivencia. Esta historia es real, a tal grado, que fue un Speedmaster el utilizado para contar 14 segundos críticos y retornar a salvo. Es por ello que Omega fue reconocida con el alto distintivo del Silver Snoopy Award.

Evolución

Con nuevas tecnologías y cambios en la relojería, así como por las solicitudes de los coleccionistas, se adicionó la leyenda Professional para cumplir con diferentes requerimientos al servicio de la precisión profesional. El primer rediseño vino en 1969 con Mark II, Mark III apareció en 1971 y el primer reloj electrónico de la serie Speedmaster nace en 1973, bajo el nombre Speedsonic. Destacamos al Speedmaster automático de 1987, a un reloj esqueletado de 1992 y evidentemente, a las ediciones de aniversario cada vez que el año termina en 7, así como al X-33 de 1998, enfocado en los pilotos profesionales. Finalmente, el X-33 Si2 utilizado en el proyecto Solar Impulse y el Speedy Tuesday diseñado para venderse en línea y agotado a las cuatro horas de su presentación, ponen en evidencia que un Speedmaster jamás pasará de moda.

1.- 1957, Speedmaster Broad Arrow.

2.- 1963, Speedmaster tercera generación.

3.- 1968, Speedmaster Racing Dial.

4.- 1969, Speedmaster Edición Conmemorativa.

5.- 1969, Speedmaster Mark II.

6.- 1973, Speedmaster Speedsonic.

7.- 1980, Speedmaster Apollo 11.

8.- 1985, Speedmaster Speedymoon.

9.- 1987, Speedmaster Automatic.

10.- 1991, Speedmaster Perpetual Calendar.

11.- 1992, Speedmaster Skeleton.

12.- 1995, Speedmaster Apollo 13.

13.- 1996, Speedmaster Racing Schumacher.

14.- 1997, Speedmaster 40th Anniversary.

15.- 1997, Speedmaster Relaunch.

16.- 2008, Speedmaster Beijing.

17.- 2014, Speedmaster Dark Side of the Moon.

18.- 2015, Speedmaster Silver Snoopy Award.

19.- 2015, Speedmaster Skywalker X33.

20.- 2017, Speedmaster Racing.

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ESCRITO POR

…Ya entendería yo, con cada pieza de alta relojería, que la mayor parte de lo que llamamos extraordinario se disfruta sin percatarse del paso del tiempo, pero mirando el reloj.



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