Ulysse Nardin develó un nivel de innovación que pocas veces es alcanzada por las grandes marcas de alta relojería, y para sus estándares «la pequeña UN» como –cariñosamente– le llama su CEO Patrik Hoffmann, vuelve a sorprender con una innovación a partir del silicio, materia que presentó por vez primera con su Freak de 2001, y que evolucionó al silicio incorporado en la espiral, y ahora en un sistema de absorción de impactos y en un escape de áncora que, además, optimiza el consumo energético entregando una marcha constante.
ULYSSE ANCHOR TOURBILLON
Resultado de ocho años de desarrollo e investigación, la elasticidad del silicio y las láminas producto de este componente llegan a la cronometría gracias a un áncora que prescinde de su pivote y está libre de fricción, lo que resulta en un ahorro energético excepcional y, por ende, en una marcha más regular y sin «tanta» pérdida. Asimismo, las mejoras geométricas en su construcción, su reducción de masa y el diseño mejorado elevan la autonomía al grado tal de fungir como un escape de fuerza constante, que este año es presentado al interior de una jaula de torubillon.
¿Cómo es posible? La colaboración con SIGATEC nos lleva a la realización de una pieza a partir del proceso DRIE, una técnica de grabado profundo y exacto para desarrollar los componentes con precisión extrema y sin error. Finalmente destacamos que la energía necesaria para empujar el áncora hasta el punto de inversión es menor que la que se restituye justo después por la flexibilidad de las láminas de silicio, logrando mantener las oscilaciones del volante de manera constante, sin importar cuánta espiral reste al interior de la dualidad de barriletes, que entregan una sumatoria de 170 horas de reserva de marcha.
Montado en el calibre UN-178, y embellecido gracias a una carátula blanca de esmalte Grand Feu realizada en Donzé Cadrans, propiedad de UN, el Ulysse Anchor Tourbillon estará disponible en dos ediciones limitadas en oro blanco o rosa de 18 ejemplares.
FREAK LAB – ULYCHOC
Lo prometido es deuda, y gracias a las posibilidades infinitas del silicio, Ulysse Nardin nos entrega la máxima innovación en sistemas de seguridad anti-choque, los cuales eliminan uno de los problemas más severos cuando se utiliza un reloj mecánico en el pulso y se realizan actividades de alto impacto.
Al interior del Freak, un reloj prácticamente conceptual que carece de carátula y agujas, ya que su movimiento es la propia indicación del tiempo, el puente inferior indica las horas, mientras que el superior, que contiene al tren de engranajes, órgano regulador y al exclusivo escape dual de Ulysse Nardin, indica los minutos. Asimismo, el órgano regulador ha sido equipado con UlyChoc, que previene que el eje del puente del volante regrese a su posición central en caso de choque, nuevamente utilizando al silicio como elemento flexible y de masa reducida, lo cual está pendiente de patente.
Así pues el nuevo Freaklab también está equipado de un fechador, entregando una estética mucho más marina y fácil de leer, cuenta además con una autonomía de 7 días que se carga a través del bisel inferior de la pieza.
Finalmente develamos la nueva asociación entre dos titanes en sus disciplinas, Artemis Racing Sailing Team y Ulysse Nardin, que comparten tantas coincidencias como la que les liga a la competencia marina más añeja del planeta, la America´s Cup, creada cinco años más tarde a la inauguración de la Manufactura en Le Locle.
Con este patrocinio la legitimidad del deporte trasatlántico de alta competencia ligado a Ulysse Nardin regresa a las mayores alturas de su historia, encontrando sinergias tan potentes como la que se sostiene ahora con Artemis, un equipo sueco de alto nivel, tan es así que su Skipper Iain Percy, atleta olímpico y ganador de diferentes récords mundiales, da la bienvenida a un «viejo lobo de mar», una leyenda en la navegación deportiva: Loïck Peyron, francés quien ha cruzado el Atlántico en 48 ocasiones y que estará compitiendo en la America´s Cup el próximo 2017. Ambos atletas se suman a la búsqueda de Ulysse Nardin por conquistar los océanos y acelerar en un deporte tan apasionante como tecnológico, buena suerte, y buen viaje a ambos…