Ayudado por el tiempo… la distancia entre un periodista dedicado a la relojería y sus creadores va haciéndose cada vez más corta. Cada uno a lo suyo, el redactor está dedicado a transmitir la pasión de quien genera y concibe; de aquel soñador despierto y creativo, que puede –durante una cena– recibir la chispa inventiva que detonará diez años más tarde en la presentación de una pieza de relojería mecánica que marcará una época, y que encierra paradigmas que relojeros de la talla de Abraham-Louis Breguet, Ferdinand Berthoud y Antide Janvier descifraron en función de la precisión de sus relojes aproximadamente dos siglos atrás.
La Ciudad de México, específicamente un espacio dedicado a rendir un homenaje a la relojería mecánica como lo es Berger Joyeros, fungieron de sede –nuevamente– para poder entablar una conversación con Charris Yadigaroglou, que se ha convertido en un amigo editorial de esta redacción, particularmente de quien escribe, pues he platicado con él más que con ningún otro personaje en torno a los desarrollos de su “familia de relojeros”, a los cuales representa como responsable de su comunicación, me refiero a MB&F.
He tenido la oportunidad de platicar con “Max”, fue gracias a una entrevista concedida con dicho personaje que debuté en mi labor como periodista especializado, y agradezco infinitamente que su historia y concepto horológico me hayan atrapado en este mundo del tiempo y a través de él. Básicamente Maximilian Büsser soñó y jugó durante toda su infancia con nuevas maneras de entender el tiempo, laboró para renombradas casas relojeras hasta que su interés por crear algo más que instrumentos que indicaran el tiempo de manera tradicional se “comió” al joven emprendedor para transformarlo en el generador de ideas de una casa relojera nueva, diferente, carente de lógica, pero llena de espíritu relojero por el bien de la industria, la llamó Maximilian Büsser & Friends.
Convencido de agrupar a los mejores relojeros, diseñadores y artesanos de nuestro tiempo en torno a un proyecto generado por sus vivencias, comenzó con sus primeras máquinas: HM1, HM2, HM3, HM4 y HM5 (hasta el momento), salpicadas con algunas variantes y dedicadas a reproducir objetos o ideas lo suficientemente rebeldes para preguntar “¿Por qué?” Y lo sorprendentemente bellas y funcionales para responder a la pregunta tan solo con mirar la máquina terminada en funcionamiento.
Posteriormente comenzó a preguntarse lo que algunos personajes del pasado, puntualmente los relojeros pioneros de hace 250 años habrían soñado en ese entonces, la respuesta sería bautizada como “Legacy Machine”. Instrumentos e ideas relojeras reinventadas bajo el ADN de su taller de amigos, al tiempo que el primer resultado fue aplaudido a tal grado que se coronó en el Gran Prix d´Horlogerie de Genève en la categoría de reloj masculino del año y con el premio otorgado por el público.
Este año el segundo capítulo de este legado desprende un principio que responde a la precisión, un doble sistema regulador, inspirado por los grandes relojeros anteriormente mencionados, pero dotado de un diferencial planetario que regularice la velocidad de estos dos espíritus y homogenice la energía para dotar al tren de engranajes de una marcha de mejor rendimiento. Para conocer más sobre la pieza favor de hacer click aquí.
Platiqué con Charris con respecto a esta novedosa idea y me confió que «Max» se encontraba cenando una noche de hace 10 años cuando miró un reloj Philippe Dufour –(un mito relojero)– en la muñeca de un comensal. Sorprendido por el mecanismo “dual regulator” legislado por un diferencial conectado a un único tren de engranajes, miró al futuro –por un instante– y encapsuló ese recuerdo para transformarlo en realidad gracias a la ayuda de dos de los relojeros contemporáneos más reconocidos: Jean-François Mojon y Kari Voutilainen.
Juntos se dieron a la tarea de presentar un reloj que exhibiera la proeza de un mecanismo con regulador al cuadrado en tercera dimensión, ayudado por la adecuación de la caja LM1 con un nuevo cristal de zafiro, perfil más amplio para albergar la dualidad de espirales y ruedas de balance que flotan y giran libres animadas por un solo barrilete y “gobernadas” por un diferencial planetario que ejerce tres funciones principales: proporcionar energía a cada uno de los reguladores, recibir las mediciones individuales de energía de cada rueda de balance y finalmente transmitir el promedio de los dos reguladores al único tren de ruedas que se beneficiará de la precisión concedida por esta innovación mecánica.
Finalmente la entrevista se convierte en una platica, que agradezco y recordaré hasta la próxima vez que nos veamos, el tema: Horología.