El satélite natural de la Tierra ha despertado una especial fascinación desde tiempos inmemorables convirtiéndose en objeto de estudio para los científicos y en una referencia del paso del tiempo. En el siglo XVIII, Dresden no sólo era un centro de la relojería de precisión, sino también un centro de observación del cielo y de la investigación lunar. Hoy en día, los hitos de la investigación lunar se exhiben en el museo que pertenece al Dresden State of Art en Sajonia recientemente reabierto gracias al copatrocinio de A. Lange & Söhne.
La máxima precisión
Desde que los primeros relojes astronómicos fueron construidos en el siglo XIV, uno de los objetivos declarados de la relojería es lograr emular la progresión de la Luna con gran precisión. El reto técnico en esta complicación es aproximarse con la mayor precisión al mes lunar de 29 días, 12 horas, 44 minutos y 3 segundos. Con una pantalla de fases lunares que necesita corregirse una vez cada 122.6 años, A. Lange & Söhne ha alcanzado un alto grado de precisión.
A partir del resurgimiento de la legendaria marca en 1994, la Manufactura ha presentado no menos que doce calibres con fase lunar. Entre ellos destacan el Lange 1 Moonphase basado en el icónico diseño de Lange y el 1815 Rattrapante Perpetual Calendar lanzado apenas este año. El recubrimiento de los discos lunares es otro aspecto digno de mención. Su brillo excepcional se basa en los efectos ópticos de interferencia que reflejan sólo las partes azules del espectro de luz.
Lange rinde homenaje a los grandes astrónomos de la historia en estas magníficas piezas dejando de manifiesto con ellas la fuerte atracción que la Luna ejerce en dos disciplinas afines: la astronomía y la relojería de precisión.