La pasión que un individuo, sea periodista, coleccionista empedernido o simplemente fanático de la concepción y espíritu de cada marca, está siendo reconocida por una de las marcas relojeras cuya idea central justifica este comunicado. Linde Werdelin no es una marca de relojes, no pretende serlo y se rehusa a ser catalogada como una más dentro de la industria. Es cierto que cuenta con el sello más importante de calidad, Swiss Made, pero su ADN ofrece una experiencia mucho más completa, un modo de vida: Linde Werdelin.
Así lo entiende Kristian Haagen, un escritor que vive las historias que hacen de la relojería o de cualquier objeto lo que es; determinan sus aristas, sus formas y sus fondos. En el año del 2007 adquirió su primera pieza como periodista relojero, y hoy envía un mensaje desde esta trinchera al público en general, exhibiendo su marcada predilección por este tipo de piezas.
¿Cómo? Al ser un escritor y periodista calificado, la manera más lógica de rendir homenaje era mencionando en sus escritos toda esta pasión, y así lo hizo: ¡Desde la portada! Su libro lleva por nombre «Armbândsure», y por «balazo»: «Full of dreamy timepieces we would all give an arm for». Lo que quiere decir: piezas relojeras por las que daríamos hasta un brazo por tenerlas.
A estos extremos llega la predilección de los coleccionistas por hacerse de la última innovación en los repetidores de minutos, de ediciones especiales con sentido práctico y lúdico, del minucioso trabajo de engastado o simplemente de un espíritu inequívoco difícil de explicar, pero sencillo de vivir: