Las líneas de esta referencia ponen en evidencia un reloj con códigos vintaje, y es que la Casa desarrolla horología desde 1846, con la misión básica de dotar a los marineros mercantes de la precisión cronométrica que les ayudara a sus desplazamientos regulares.
En la antigüedad los relojes de marina debían cumplir con una certificación de cronometría, que los evaluara para corroborar un rango de precisión necesaria previo a embarcar un viaje por el océano. En este sentido, dichos aparejos han sido fuente de inspiración perpetua para los relojeros, y gozan de un nivel de aceptación incuestionable por parte de los coleccionistas.
Classico Paul David Nardin
En honor al hijo de Ulysse Nardin, quien tomó el control de la compañía a partir de 1876, esta pieza se basa en un instrumento de pulsera de 1945. El estilo elegante con cifras árabes, carátula plateada y el logotipo clásico de la producción relojera de Le Locle (grabado en el fondo) se perciben de manera inmediata. Además, la caja está desarrollada en 39 mm, una talla que comulga entre pasado y presente de la construcción contemporánea de relojes. Finalmente, la pieza está propulsada por un calibre UN-320 de manufactura con tecnología de punta, mismo que dará vida a las horas, minutos y segundos (en punto de las 6 horas).