La inspiración en la naturaleza y en sus criaturas generalmente nos invita a imitarlas, así sucedió con la aviación emulando el vuelo de las aves, y pasó lo mismo con los submarinos, al igualar las capacidades de éstos con los delfines o ballenas. El hombre siente una impactante seducción por los animales y las plantas, un espectáculo de fauna y flora que forman parte de nuestro ambiente y que nos niega la fuerza de un caballo cimarrón, la destreza de un rebeco alpino y las habilidades de una grulla, tres animales occidentales que han recibido las artesanías diestras de Vacheron Constantin: grabado, esmaltado cloisonné, engastado, guilloché y lacado.
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Este amplio abanico de destreza por parte de la Casa ginebrina con origen superior a 250 años de historia, nos invita a revisar con detalle cada una de las carátulas destinadas a rendir un homenaje a los animales, pero también a la clase de artesanía que se puede jactar de realizar estos procesos de manera excelsa, y por ende artística. Es así que Vacheron Constantin s complace en defender la idea que equipara al reloj no solo como un guardatiempo, sino cho un objeto cultural de diferenciación entre la sociedad y los individuos, y tres piezas únicas son ejemplo de lo mismo….
Disfruta de los detalles individuales de este conjunto a través de la siguiente galería.
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REBECOS EN UNA ESCENA ALPINA
Brincando y triscando por una empinada pendiente, dos rebecos saltan alegremente entre las rocas y placas de nieve. Su agilidad y reflejo les permiten abordar el descenso con facilidad. Estas diminutas esculturas finamente talladas están cubiertas por un denso manto de pelo, y su realismo se acentúa gracias a la perfecta definición de su espina dorsal. El tallado de los animales, en máxima alerta con las orejas alzadas y la cornamenta curvada, irradia una arrebatadora aura de realismo.
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Una vez más, el fondo de marquetería aporta una exquisita pincelada poética. Elaboradas en tonos pastel que se entremezclan con blancos inmaculados y tintes beige tostados al fuego, para crear sutiles juegos de luz y sombras, las 130 piezas se conjugan para mostrar este delicioso mural alpino, lleno de delicadeza y sublimes brillos.
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CABALLOS CIMARRONES
El poder de la naturaleza y los espacios abiertos está conspicuamente presente y el fogoso porte de estos purasangres se percibe con nitidez. Todos los detalles, hasta aquellos que son únicamente visibles con la ayuda de una lupa, son manifestación de un meticuloso realismo. Haciendo gala de una meticulosa precisión fruto de sus habilidades diestramente aplicadas, el maestro grabador consigue transmitir la vivacidad de estas criaturas salvajes en una miniatura de oro rosa, cuya creación requirió de tres semanas de dedicación y que tiene menos de un milímetro de grosor en ciertas partes.
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Al fondo, una admirable obra de marquetería en madera muestra un paisaje montañoso. La cima nevada de la montaña, realizada en madera blanqueada, es tallada en un bloque único, mientras que las piezas de menores dimensiones se elaboran con un tipo de madera de grano más denso, que ocupan las superficies caladas, y que forman, con sus vetas grisáceas, los perfiles de las laderas montañosas. Mediante esta delicada técnica se unen diferentes piezas, como si se tratase de un rompecabezas, que en este caso son 90 diminutos trozos de madera meticulosamente recortados a mano, y combinados posteriormente para formar el paisaje.
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UNA BANDADA DE GRULLAS VENIDAS DE ORIENTE
Los maestros del grabado, el guilloché y el esmalte se han turnado en la elaboración de este etéreo motivo. Dos elegantes grullas labradas sobre una placa de oro rosa, levantan el vuelo sobre una vasta extensión de agua, en la que las ondas del guilloché se ven acentuadas por los efectos tornasolados del esmalte Grand Feu. La grulla es un elemento central de la iconografía oriental. Patriarca de todas las criaturas aladas, esta ave zancuda representa la longevidad y la sabiduría.
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El plumaje, las estilizadas patas que asemejan zancos, los luengos y gráciles cuellos y esa inimitable mirada hacia atrás… todos y cada uno de los detalles están captados con tal precisión que podría sentirse el revoloteo de las alas de las dos aves. Una vez más, el grabador ha llevado a cabo una impresionante hazaña en su representación del volumen, juegos de luz, texturas y contraposición de acabados pulidos y mates. Los animales representados en tres dimensiones están profundamente tallados en la madera, y fueron necesarias dos semanas integras para culminar su creación.
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Asimismo, cada una de las piezas se anima por un mecanismo realmente genial, el Calibre 2460 G4 de carga automática que late a 4 Hz que sustituye a las agujas por discos y aperturas, mismos que hacen que la indicación del tiempo se lea de manera digital, pero mecánica: horas, minutos, día de la semana y fechador mediante cuatro ventanas. Finalmente mencionaremos que las carátulas se basan en una placa de oro de 18 quilates revestidas, ya sea con marquetería, esmalte o patrón guilloché, al tiempo que las figuras de los animales aparecen gracias al oro sólido (blanco o rosa) de 18 quilates labrado a mano, mientras que la totalidad de la pieza se abrazará a la muñeca gracias a una correa de piel de cocodrilo color marrón cosida a mano con triple cierre desplegable y hebilla de oro de 18 quilates.
ESCRITO PORMarco Alegría
…Ya entendería yo, con cada pieza de alta relojería, que la mayor parte de lo que llamamos extraordinario se disfruta sin percatarse del paso del tiempo, pero mirando el reloj.