Una idea simple, y como dice la frase «dura y a la cabeza», se avecina en la nueva comunicación de Bomberg, que ha 
registrado un importante nivel de adeptos en los últimos años a partir de su lanzamiento. Su concepto es muy sencillo de entender, el reloj no es más un instrumento de altísima precisión, sino un objeto de culto que determina el carácter de quien lo porta y, a partir del 2014, Bomberg porta la bandera del Swiss Made, a fin de empapar su mensaje cultural relojero con la máxima destreza en la hechura del reloj.
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Animado por movimientos Ronda en su generalidad, Bomberg destaca la presentación más esperada por los aficionados al reloj potente, masculino y rebelde, estamos hablando del Bolt 68, que extiende sus cadenas para atrapar al joven deportista, insurrecto, liberal y con una personalidad distintiva. Así lo refleja la campaña publicitaria próxima a develarse, que además vendrá acompañada de su nueva propuesta relojera, Bolt 68, un reloj para verse, verse muy bien.
Si bien es cierto que las altas complicaciones relojeras y la sencillez de sus indicadores determinan una verdad (en ocasiones más es menos), Bomberg sabe que no todo ser humano posee una personalidad única cuando acude a trabajar, también encuentra un comportamiento al interior del estadio de fútbol, o durante un concierto de rock pesado en el Foro Sol, por decir algo. Es por ello que la propuesta de la firma relojera no es ajena a la sociedad, sino un reflejo de la misma y una respuesta a la inquietud que solicita el hombre del siglo XXI, que sabe que a pesar de que existen diferentes tonalidades de grises, hay quienes prefieren un comportamiento más indómito: se es o no se es #AsSimpleAsThat
