Uno de los movimientos exclusivos para Longines, el calibre L788.2, es el cronógrafo monopulsador, un instrumento que requiere de todo el dominio técnico de la Casa debido a la practicidad que entrega al coleccionista: con un mismo pulsador se pueden liberar cada una de las acciones que demanda el cronógrafo: start, stop, reset, ayudando notablemente para la ejecución del instrumento de medición.
Adicionalmente, una rueda de pilares posibilitará la acción mecánica de manera precisa y sin fricción excesiva, lo cual destaca por el fácil proceso de reparación y servicios posteriores a la compra.
Inspirado en la legitimidad que le conceden sus más de 180 años de pasión y construcción relojera, Longines desvela este instrumento como reinterpretación de un cronógrafo realizado en la primera mitad del siglo XX, lo que se hace evidente en los códigos de diseño que presenta la pieza: diámetro –generoso– de 41 mm y carátula negra o blanca con números arábigos que contrastan a favor de una excelente legibilidad, además de contar con una escala taquimétrica al interior para la medición de tiempos cortos y velocidades promedio, sin dejar de lado la apertura para el fechador, situado en punto de las 6 horas. Destacamos también que su caja de acero inoxidable presenta diferentes tratamientos adicionando modernidad a la misma, mientras que el conjunto se abrazará a su pulso con toda seguridad gracias a una pulsera de piel negra o color marrón de acuerdo a la referencia de su elección.
Finalmente, y abundando más en la cuestión técnica, su movimiento mecánico de remonte automático latirá a una frecuencia de 28,800 a/h durante, no menos, de 54 horas, y podrá ser admirado gracias al fondo transparente de cristal de zafiro. Asimismo, el cronógrafo posee un contador de 30 minutos y un segundero en punto de las 9 horas.