Adelantado a su época y, sin duda alguna, un genio de la construcción mecánica que hoy inspira a las diferentes soluciones relojeras. Pierre Jaquet Droz nació en 1721, y fue un relojero suizo experto en autómatas, quien junto con Jacques de Vaucanson trabajó develando soluciones a la movilidad de mecanismos que buscaban replicar el comportamiento de: animales, humanos y diferentes aparejos.
Vivió en París, Londres y Ginebra, y desarrolló –principalmente– instrumentos mecánicos que emulaban a las aves, y su moción en el canto. Este tipo de piezas fueron muy bien aceptados por la clase social más alta y por la realeza, estrato económico que podía hacer frente al financiamiento de su siguiente proyecto, no obstante, la idea siempre fue desarrollar la creatividad y el don con el que nació.
Pierre fue proveedor de los imperios: Británico, Chino, Indio, Japonés y de los reyes de la Europa de aquel entonces, lo que hoy nos lleva a Baselworld para recuperar su origen de creación, pero también la internacionalización de las piezas que hoy portan sus apellidos.
Por la tarde acudimos a nuestra cita, y descubrimos una línea de producto impactante, que puede ser tan personalizable como el cliente la solicite gracias al atelier y a sus capaces artesanos, pues pueden replicarle cualquier patrón solicitado en la misma, y tan clásica como la ideología de nuestro personaje. Y nos enfocaremos con la pieza más técnica de la colección, el célebre Bird Repeater.
La apertura de su tercer taller en 1784, en la ciudad de Ginebra, devela la maestría del dominio en el arte de los autómatas, por lo que el encuentro entre la ciudad ginebrina, la complicación relojera y la hazaña de reproducir el cantar de las aves se exhibe en este instrumento de repetición que anima en la carátula una escena espectacular de un ave alimentando a sus críos. Asimismo, su hora descentrada en punto de las 12 se presenta en ónix, mientras que los 47 mm de diámetro dan albergue al calibre RMA88 de cuerda manual con autonomía de 48 horas.
Disponible en edición limitada a ocho piezas, estos jilgueros europeos habrán de dar de comer a sus polluelos de manera lúdica y sonora.
Asimismo, el segundero muerto y el gran segundero se develan como los de mejor venta para la Casa, que sigue asombrando con las complicaciones que produce. Esperemos pronto ver a Jaquet Droz en los puntos de venta más sofisticados, pues sin duda alguna merece ofrecerse a la clientela mexicana, conocedora…