En homenaje al arte del esmalte paillonné, técnica ornamental del Siglo de las Luces (época en la que nació Pierre Jaquet-Droz), la firma lanza cuatro hermosos relojes para la emblemática colección Grande Second, cuyo esplendor es difícil de ocultar.
El significado implícito de este tipo de esmaltado se deriva de los artesanos que dedican su tiempo en depositar uno a uno los diminutos motivos en oro sobre un fondo esmaltado a color, todo con el objetivo de formar un patrón geométrico que se fija bajo una capa de brillo translúcido llamado ‘fundente’.
La Marca de las dos estrellas retoma el pasado y el presente de los oficios ornamentales con el fin de crear piezas de gran calidad mecánica y majestuosos diseños. Las carátulas de cada reloj son pintadas, grabadas y esmaltadas en los Ateliers d’Art de La Chaux-de-Fonds, y como resultado surgen piezas atemporales convertidas en verdaderas obras de arte para el mundo relojero.
En esta ocasión, Jaquet Droz llevó la creatividad y la belleza a un nivel superior con los nuevos modelos en oro rojo y esmalte a color. El Grande Seconde es la pieza más luminosa de la colección, ya que combina tonos grises, violeta y azul. El Petite Heure Minute, presentado en dos configuraciones, cuenta con un diámetro de 39 mm en la primera versión, mientras que la segunda destaca por sus 35 mm en caja y su carátula color azul profundo con efectos de rayos de sol. El Pocket Watch hace alusión a su nombre por ser un reloj de bolsillo en color azul o rojo. Por último, el Tourbillon es la masterpiece de la colección, con una reserva de marcha de siete días y esmalte paillonné, que además alberga el sello de distinción de la firma con piedras ornamentales y complicaciones relojeras de destacada precisión.
Una vez más, Jaquet Droz nos sorprende con un trabajo extraordinario dentro de cada una de sus piezas. Todas lanzadas en Edición Limitada y destinadas a captar a un tipo de público que mira en el reloj algo más que la indicación del tiempo, sino un arte.
