Bell & Ross desafía sus propios límites como si se tratara de su deporte favorito. Ello para el bien de su clientela. Si bien la marca es reconocida por sus tradicionales referencias cuadradas y por su acercamiento inspiración producto de la aviación, la milicia, el submarinismo y más recientemente el deporte motor. No cabe duda que el cielo es el límite para Bell & Ross y lo ha demostrado una y otra vez.
El año pasado lanzó su línea experimental, en donde exhibió un modelo BR X2 en donde la caja y el movimiento están desarrollados al unísono. Este 2018 la firma dio un nuevo paso en esta colección presentando un torbellino con calibre automático y micro-rotor.
BR-X2 Tourbillon Skeleton Tourbillon Micro-Rotor
Este modelo es una obra maestra de la relojería contemporánea, cuenta con un movimiento que se exhibe dentro de un ultramoderno concepto de transparencia. Mientras que el calibre, BR-CAL.381 posee las prestaciones más destacadas para albergar un tourbillon de remonte automático gracias a la acción de carga de un micro-rotor desarrollado en una aleación de vanguardia.
El conjunto se exhibe en el interior de una caja custodiada por dos cristales de zafiro, con lo cual se aprecia la mecánica y se respeta la visión creativa de Bruno Belamich, mandamás en la cuestión de producto para la marca que lleva su nombre: Bell & Ross.
La fusión entre la tradición relojera y la vanguardia forman parte de esta referencia limitada en número de unidades a 50 afortunados. La pieza muestra, como funciones, las horas y minutos. Pero más importante que ello, el torbellino volante con frecuencia de una revolución por minuto. Esta pieza se extiende hasta los 42.5 mm de diámetro y presenta un espesor finísimo de 4.05 milímetros.
Con dicho concepto, la marca reafirma su presencia como una de las firmas más innovadoras y visionarias de la industria, acentuando su legitimidad en uno de los componentes, complicaciones mecánicas, más lúdicas de la Alta Relojería.