Regresemos a las bases: la relojería no existiría sin relojes, y los relojes no existirían sin relojeros. Por básica que se lea esta premisa, resulta también la esencia de la concepción artística de la medición del tiempo. Es por ello que una manufactura como A. Lange & Söhne, se ha preocupado por preservar e impulsar a través de una sana competencia surgida hace cuatro años, el «Premio a la Excelencia Relojera F.A. Lange».
Lange invitó a ocho jóvenes relojeros de las escuelas internacionales más prestigiosas del mundo (Alemania, Austria, Japón, Dinamarca, Finlandia, Holanda y Francia), para desarrollar la construcción de un segmento para una segunda zona horaria basada en un movimiento ETA 6498. De igual manera, los herederos del expertise relojero mundial, acudieron durante los primeros días de junio a la manufactura con sede en Glashütte, con el motivo de visitar sus talleres, dentro de los cuales pudieron trabajar en el ensamblaje de una platina de tres cuartos y el grabado de un volante. Finalmente, las visitas guiadas al museo de la relojería de Glashütte y al Salón de las Matemáticas y la Física de Dressden completaron el programa.
Los siguientes meses constituyen parte del tiempo programado por la Manufactura para el desarrollo del proyecto, el cual será evaluado por un jurado de expertos en la materia, para finalmente otorgar el premio al primer lugar, que consta de un cheque de 10 000 euros, destinado a los estudios particulares avanzados en el campo de la «ciencia mecánica» que tanto nos apasiona: la relojería.