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WATCHES WORLD
Breguet 1176, reloj tourbillon con escape natural vendido al conde Stanislas Kostka.
Breguet celebra 220 años de la patente del tourbillon
Desarrollado hace 220 años por el mejor relojero de la historia, Abraham-Louis Breguet (1747-1823), y considerada una de las mayores complicaciones de todos los tiempos, el tourbillon nunca había estado tan presente en la Alta Relojería como hoy. No solo sigue desarrollán- dose en la “Maison”, sino que ha sido adoptado por muchas marcas
Breguet 2567, reloj tourbillon propiedad del Museo Breguet.
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relojeras, pues Breguet lo patentó en 1801.
La técnica, la física, la invención del tourbillon fue resultado de obser- vaciones físicas precisas. Fue el 26 de junio de 1801, o 7 de mesidor del año IX, como fijaba el calendario en aquel entonces en una Francia que acababa de asistir a una revolución memorable.
El tourbillon emana del espíritu brillante de un hombre con una rica ex- periencia. Abraham-Louis Breguet nació en Neuchâtel, Suiza, en 1747. Allí inició su aprendizaje como relojero, que continuó en Versalles y París, donde llegó a los 15 años. En la capital francesa, resplandeciente faro para el mundo entero, el joven Breguet siguió una formación teórica en el Collège Mazarin, que lo convirtió en un hombre con una cultura científica muy sólida, en particular en matemáticas y física. Un ingeniero adelantado a su tiempo. Cuando Breguet presentó su idea y solicitó una patente a las autoridades, ya tenía una larga carrera a sus espaldas, pues había instalado su propio negocio en la Ile de la Cité en 1775. Sus relojes automáticos, llamados perpétuelles, sedujeron al rey Luis XVI y a la reina María Antonieta, y posteriormente a toda la corte de Versalles. Sus numerosas innovaciones técnicas, su sentido del diseño, sobrio y minimalista, lo convirtieron en un innovador de prestigio internacional. Su nombre fue haciéndose cada vez más conocido en las principales capitales y todos empezaron a imitarlo.