Decir que es «afinidad» lo que unió a Oris y al baterista y compositor mexicano Antonio Sánchez, sería limitar su relación. Porque, si bien hay coincidencias importantes entre ambos, dejaríamos a un lado la pasión, la intención y la inspiración con la que hacen las cosas.
Oris crea piezas relojeras con propósito, cultura y conciencia. Antonio Sánchez hace lo mismo con su música. Así lo corroboramos en la plática que tuvimos con él, aprovechando su visita a México para impartir una residencia artística en el Cenart.
Sánchez es amigo de la marca desde 2020, año en el que participó en la presentación del Oris Art Blakey Limited Edition. Ahora usando un Oris Divers Sixty-Five en su muñeca, descubrimos que la precisión, el tiempo y el ritmo son algunas de las muchas cosas que tienen en común. Seguramente, tras leer las siguientes líneas, verás que el jazz ha sido tan solo el pretexto para unir a dos grandes.
Proyectos
Primero, retrocedamos dos pasos. Antonio no solo es reconocido por el soundtrack del largometraje de Alejandro González Iñárritu, Birdman, sino por su trayectoria en Pat Metheny Group, sus colaboraciones con los más grandes exponentes del jazz a nivel mundial y, por si fuera poco, su exitosa carrera como compositor, la cual, además de ejercer en proyectos cinematográficos, actualmente se manifiesta en la grabación de su nuevo álbum de solista, un proyecto «increíblemente personal» cuyo lanzamiento está programado para marzo de 2022.
«Es una colaboración con un montón de diferentes cantantes, a los cuales yo les pedí un tema. Podía ser un tema nuevo, podía ser un sketch, podía ser un tema viejo que me dejaran reinventar. […] La primera fue una gran cantante de México que se llama Silvana Estrada, que es veracruzana. Luego se me ocurrió preguntarle a Lila Downs, a Trent Reznor de Nine Inch Nails, a Dave Mathews, en fin. Lo que más me sorprendió es que me daban las canciones y me dejaban hacer lo que yo quisiera, porque ése era el trato, que me dieran la canción lo más desnuda posible y me dejaran rehacerla con mi universo.
El propósito principal de este disco era tener a la voz y a la batería a la par, como instrumentos protagónicos. […] Quería hacerlo de tal manera que no fueran solos de batería en todas las canciones, de hecho, prácticamente no hay ni un solo de batería, no hay un solo de nada. Es un disco de rock pop realmente, pero hay muchísimas capas de batería que entran y salen por diferentes lugares con diferentes sonidos.
Yo toco todos los instrumentos, hago todos los coros también, en vez de preguntarles si querían hacerle algún coro extra, me puse a hacerlo yo. Entonces el sonido está completamente informado por mis habilidades y mis limitaciones. Yo toco las guitarras, los bajos, todo, hasta donde dan mis habilidades. Pero siento que, en esta etapa de mi vida, tengo la suficiente musicalidad como para hacer un producto de primera clase sin necesidad de ser un virtuoso en cada uno de estos instrumentos.»
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Responsabilidad social
Si creías que su último álbum únicamente ofrece una nueva experiencia sonora, te gustará saber que, en realidad, también tiene un sentido de responsabilidad social. Así como «Change for the Better» de Oris tiene el propósito de reducir el impacto medioambiental, ya sea en la correa o en la caja del reloj, e incluso tiene un fuerte compromiso con la comunidad con colaboraciones estratégicas, Sánchez también tiene claro cuál es su labor en la sociedad.
Ejemplo de ello es el tema de justicia social presente en el disco «Bad Hombre», inspirado por la época de Trump y cómo los mexicanos fueron afectados por su política migratoria y por su administración.
«Es casi obligación del artista estar reaccionando a lo que está pasando en nuestra sociedad, políticamente, económicamente, culturalmente. El disco «Bad Hombre» fue una respuesta directa a lo de Trump, luego saque un disco con mi grupo Migration que se llama «Lines in the Sand», que estaba completamente ligado al fenómeno migratorio, todo lo que estaban sufriendo los migrantes en todo el mundo, la manera en que estaban siendo perseguidos por la sociedad y por los gobiernos de ultraderecha. […] Por ser mexicano y estar viviendo en Estados Unidos me pareció algo que me tocaba a mí muy personalmente, y siento que es mi obligación seguir tratando con estos temas que están al rojo vivo».
Desafiando límites
Oris siempre buscar inspirar con el talento de personas que han desafiado sus propios límites en su ramo. Incluso cuando parezca que es imposible, siempre hay un nuevo lugar a dónde llegar.
«La música está vista de manera muy diferente que las matemáticas, que la física o la historia. Yo quería, desde que estaba en la primaria, estudiar música y estudiarla bien, y no se podía. Por eso, poco a poco, vino la idea de irme de México a un lugar donde estuviera estudiando música y, sobre todo, con gente que estuviera queriendo hacer lo mismo que yo las 24 horas del día, como fue Berkley College Music en Boston. Gracias a eso, mi nivel subió exponencialmente. Estaba concentrado en ser un mejor músico.
Al darme cuenta de todas las deficiencias que hay en nuestros países latinoamericanos, en la cuestión de educación cultural, especialmente, porque aquí o vas a ser físico matemático o químico biólogo o vas a ser administrador o estar en comunicación, pero la cultura no es algo a lo que te estén exponiendo en la escuela constantemente para despertarte esa inquietud. Al revés, te la van matando. Yo siento que es una tragedia en México, porque yo hubiera sido una de las víctimas de esa tragedia si no hubiera sido porque tengo una familia que reconoció que tenía talento y que me impulsó a irme por el lado que yo quería.
Por eso siento también que es mi deber, como alguien que ha tenido tanta suerte a nivel internacional, de regresar a mi país y tratar de devolver un poquito y quitar ese estigma de que la música no es algo a lo que te debes de dedicar. Y que la música, a menos de que te vayas de México, no vas a alcanzar a tener un buen nivel.»
¿Cómo es que Sánchez le regresa algo al país? Así como él tuvo la experiencia de contar con músicos de talla internacional en su formación, él desea que, por medio de la residencia, los jóvenes «tengan contacto con músicos de primerísimo nivel, y que no solo se den cuenta de sus deficiencias, sino del talento increíble y el potencial que tienen.» Y todo esto, sin tener que irse de México.
También añadió que, para llegar a un buen nivel como músico: «No hay atajos. Tienen que hacer la tarea, tienen que ponerse horas y horas hasta que la técnica sea como el habla o el caminar, no lo tienes que pensar, simplemente lo haces.»
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Contando historias
Si has seguido de cerca a Oris, sabes que, más allá de ofrecer instrumentos de medición y relojes como tal, siempre se involucra con las historias, ya sea de sus embajadores, colaboradores o a quienes rinde homenaje. En su relación con el jazz, presentó su primera pieza en 1996 en colaboración con el Festival de Jazz de Londres, como homenaje al saxofonista Andy Sheppard, seguido de otros grandes como Frank Sinatra, Charlie Parker, Miles Davis y Louis Armstrong, por mencionar algunos.
De la misma manera, para Sánchez, el dominar un instrumento es solo la parte mecánica, pero, lo más importante, es la narrativa, lo que se quiere comunicar. Por esta razón, siempre se enfoca en darle a los estudiantes la parte conceptual: «Cómo contar historias, que haya una diferencia entre ser músico y ser un artista. Hay muchos músicos, pero artistas no hay tantos. […] Que tengan desde ahorita la mentalidad de que tal vez hay que tocar menos, pero decir más.»
El tiempo
Todo músico percibe y experimenta con el tiempo de forma muy peculiar; más todavía, si es baterista. «Si en un sexteto quiero empezar a acelerar el tiempo, todo mundo se va a tener que ir conmigo, lo mismo si quiero alentar, tocar más fuerte o más suave. Es un instrumento my potente. Los bateristas tienen que darse cuenta del poder que tienen«. Al igual que un reloj, se espera precisión. «Si no son músicos consistentes, tienen que darse cuenta cuánto pueden perjudicar al grupo.»
Con respecto a su experiencia con el tiempo: «Lo más interesante es que, como somos seres humanos, nos sentimos tan diferentes día con día, que nuestra percepción del tiempo cambia muchísimo. Esto lo experimenté al tocar con un clic, con un metrónomo, en Pat Metheny Group. Hacíamos unas giras de ocho meses en donde estábamos tocando con un metrónomo diferentes canciones todas las noches con una computadora, secuencias, algo muy elaborado. Y, el mismo clic, a la misma velocidad, se sentía completamente diferente de un día a otro, sencillamente por la energía que traía yo.
Había días que se sentía lentísimo porque traía mucha energía, y al día siguiente que estaba cansado era como tratar de alcanzar al metrónomo. Fue una experiencia muy particular que nunca había tenido porque, generalmente, cuando tocas jazz, no tocas con un clic o con un metrónomo. Esto es lo bonito del jazz, que si ese día estás cansado, puedes tocar de una manera completamente diferente. Pero la percepción del tiempo cambia muchísimo dependiendo cómo te sientas.»
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Movimiento perpetuo
Porque las buenas charlas, para mala fortuna nuestra, tienen que terminar, qué mejor que hacerlo con el pasaje que nos trajo hasta aquí: la amistad con Oris. Una marca que, como habrás sido testigo, tiene la sensibilidad, el compromiso, la elegancia, y hasta la frescura, para generar experiencias con significado. Al respecto, Sánchez concluyó:
«La subjetividad del porqué te gusta algo y otra cosa no te gusta, como con el jazz o como con la música, así me pasó con Oris. En cuanto vi la marca, me puse el reloj, en cuanto sentí cómo se sentía en mi muñeca, yo que estoy en movimiento perpetuo al estar tocando la batería, fue algo súper natural y yo siempre me voy por ese lado, el lado orgánico, qué es lo que te sienta bien, qué es lo que te acomoda, porque si quizá estás batallando contra algo, no es para ti.
Como músico y como artista uno debe de estar muy atento a qué es lo que te llama y te acomoda orgánicamente, sin tener que forzarlo, y Oris desde el principio fue una marca que surgió de una forma completamente natural, sin forzarla, y eso a mí me dice mucho.»
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