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 52 WATCHES WORLD
SPECIAL REPORT
HISTORIA DE LOS RELOJES MILITARES
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La Primera y la Segunda Guerra Mundial, impulsaron la transición de los relojes de bolsillo a los de pulso en las primeras décadas del siglo XX. ..................
¿Qué es un reloj militar? Los especialistas coinciden en que un buen reloj militar tiene que reunir ciertas características: resistencia, fiabilidad, legibilidad, facilidad de uso y de servicio. Veámoslo a detalle. El material del que están hechos
y la construcción de la caja, deben tolerar las condiciones más difíciles imaginables. Antes de que el acero fuera de uso común se recurría a metales niquelados o, incluso, a plata esterlina. Además, el acabado arenado mate era para evitar que brillaran y atrajeran a las
tropas enemigas.
Por otro lado, su mecanismo debe ser preciso y funcionar en cualquier circunstancia. Ya sea un reloj de “trinchera”, de aviador o de buceo, su diseño también debe priorizar
la facilidad de lectura y prescindir
de cualquier adorno superfluo. A esto ayudan las carátulas de colores sólidos, los números grandes en contraste y, por supuesto, el material luminiscente en las manecillas y
los marcadores.
Finalmente, como un reloj
militar acompaña a una persona que enfrenta situaciones de riesgo, todos sus componentes deben ser muy sencillos de entender y operar. Lo ideal es que los relojeros puedan reparar con facilidad cualquier descompostura o reemplazar las piezas dañadas por la
actividad extrema.
Historia de los
relojes militares de pulsera
Los cronómetros marinos y los relojes de bolsillo fueron usados por las fuerzas navales y los ejércitos en
los siglos XVIII y XIX, o al menos por sus líderes. Sin embargo, no eran lo más práctico en el campo de batalla, los aviones y, por supuesto, mucho menos bajo el mar.
Un reportaje de The New York Times señala que, en 1880, Girard- Perregaux pudo haber sido la primera manufactura en proveer de relojes de pulsera a una institución armada, la Marina Imperial Alemana, después de que un oficial se
quejara de que era complicado operar un reloj de bolsillo para cronometrar un bombardeo. Ese oficial les habría mostrado a sus superiores la solución: amarrarse
un reloj de bolsillo a la muñeca. A petición de los militares, la empresa habría enviado relojeros a Berlín para empezar a producir pequeños relojes con brazaletes.
                                                                                            












































































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