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                    Pieces
RArte que suena a Patek Philippe
etomando la antorcha de la célebre máquina lanzada
en 1993 –que de manera inusitada maravilló a los coleccionistas más exigentes–, durante dieciocho años,
el Gran Complicación referencia 5216 con repetición de minutos, tourbillon, calendario perpetuo retrógrado y fases de la Luna, cambia de imagen para escribir una página brillante en la historia de sus relojes sonoros.
Desde 1844, la exclusiva firma con sede en Ginebra fabrica relojes con sonería de repetición. Las magníficas piezas de extrema complejidad manufacturadas por
Patek Philippe, no sólo exigen dominar a la perfección
los minúsculos sistemas de caracoles, rastrillos y muelles para poder sincronizar la indicación sonora con la hora indicada en la carátula, sino que la forma de producir
el sonido también juega un papel esencial que se basa
en un principio muy simple: a mayor volumen, mayor resonancia. En un microcosmos mecánico donde todo
es cuestión de centésimas de milímetro, 2.7 mm de crecimiento equivalen a una nueva dimensión que también puede escucharse.
Una melodía de tiempo rica y plena que hace las delicias de los entendidos, se desgrana simplemente al accionar el cerrojito alojado en el lado izquierdo de la caja. Primero toca las horas sobre un timbre grave, después los cuartos sobre un timbre doble agudo/grave y por último, los minutos transcurridos desde el último cuarto sobre el timbre agudo.
La sinfonía alcanza su máxima amplitud a las
12 h 59 min, cuando suenan 32 golpes. Instrumentos de medición ultramodernos controlan el sonido de cada pieza dentro de un recinto insonorizado, para posteriormente llegar hasta las manos del Presidente y Presidente Honorario, Thierry y Philippe Stern, quienes escuchan con suma atención su sonería y comprueban si ésta cumple con los estrictos requerimientos del oído humano. La prueba final otorga el sello indiscutible de Patek Philippe.
La nueva dimensión sonora acompaña a una precisión inigualable. Esta proeza se debe a la presencia de un tourbillon que se deja admirar a través del fondo de cristal de zafiro. El peso sorprendente de tres gramos para 69 componentes, concede una exactitud que oscila conforme a las exigencias de la Manufactura, la cual certifica cada una de sus piezas mediante un boletín de precisión de marcha.
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