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Audemars Piguet Royal Oak “Jumbo” Extra-
Thin Flying Tourbillon Chronograph RD#5.
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La caja, en conjunto con los cristales
de zafiro al frente y en el fondo, ofrece
una hermeticidad de 20 metros. Ahora
bien, a fin de mantener las refinadas
proporciones del “Jumbo” y acoger
la complicación dual del calibre, los
ingenieros de Audemars Piguet optaron
por emplear cristales de zafiro tipo
glass box: planos en la cara externa y
ahuecados en el interior, para permitir
la rotación de las manecillas y de la masa
oscilante periférica hecha en platino
que, con un grosor reducido, permite
disfrutar la vista del calibre 8100 y sus
refinados acabados.
Ya puestos a crear una gran experiencia
de uso, el equipo de investigación y
desarrollo de Audemars Piguet no
escatimó en esfuerzos y decidió dotar
al Royal Oak “Jumbo” Extra-Thin Flying
Tourbillon Chronograph RD#5 de una
sensación comparable a la de presionar
los botones de un smartphone al activar
los pulsadores del cronógrafo. En los
cronógrafos contemporáneos, estos
suelen tener un recorrido de 1 mm o
más, y requerir una fuerza en torno
a 1.5 kilogramos.
Cronógrafo y tourbillon
En contraste, los botones de los
smartphones suelen tener un recorrido
de 0.3 mm y necesitar unos 300 g
de fuerza. Lograr aproximarse a esta
sensación táctil exigió a Audemars Piguet
redefinir la ingeniería de las funciones
del cronógrafo. Desde su génesis, la
serie RD se ha conformado como una
base para abordar distintos retos de
la alta relojería, por ejemplo, el RD#3
introdujo el tourbillon volante automático
ultradelgado, mientras que el RD#5
revoluciona la ergonomía del cronógrafo,
un área que no ha tenido grandes
innovaciones en décadas.
De esta manera, además de las
innovaciones en los pulsadores, el
calibre 8100 también presenta una
forma reimaginada del mecanismo
para la puesta en cero, diferente del
convencional, a base de martillo y
pieza de corazón. El nuevo mecanismo
patentado se basa en aquel de cremallera
y piñón y busca optimizar la energía de
los pulsadores de recorrido corto y de
fuerza baja.
La cremallera almacena energía,
manteniendo el tren de engranaje
en tensión continua. Ello evita que la
manecilla del cronógrafo vibre y obvia

