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La caja de 46.5 mm está fabricada también en
cerámica color Woodland, e implica un sofisticado
proceso en el que se mezclan óxido de circonio y
otros óxidos metálicos para después moldearse y
sintetizarse a temperaturas de más de 1,000 grados
Celsius. Dentro, la robusta caja resguarda el calibre
52616 –visible a través del fondo de cristal de zafiro
tintado– que, con dos barriletes, ofrece una reserva de
marcha de siete días. Está equipado con un sistema
de cuerda Pellaton, un diseño patentado por Albert
Pellaton, que se desempeñó como director técnico
de IWC entre 1944 y 1966. Para el anillo del fondo de
la caja y la corona se utilizó Ceratanium, un material
patentado que integra la resistencia del titanio con
una ligereza y dureza similares a la cerámica, lo que lo
hace resistente a golpes y arañazos.
El mítico calendario perpetuo IWC, desarrollado en
la década de 1980 por el antiguo relojero en jefe Kurt
Klaus, reconoce la duración de los meses y añade un
día bisiesto cada cuatro años. Necesitará un ajuste
manual solo en aquellos siglos en los que no hay
año bisiesto, así que el próximo ajuste se tendrá que
efectuar en el año 2100. Además, su precisión es tal
que únicamente se desviará un solo día cada 577.5
años. Finalmente, en la carátula se pueden apreciar
las fases de la Luna tal y como se observan desde
ambos hemisferios.
Karla Otero
La robusta caja resguarda
el calibre 52616, visible a
través del fondo de cristal de
zafiro tintado y que, con dos
barriletes, ofrece una reserva
de marcha de siete días.
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