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Grace Kelly con un anillo Trinity.
Porque para Cartier, todo comienza con el diseño. Más que un objetivo, se trata de una intención radical que se ha convertido en el sello de la Maison de lujo, una de las pocas capaces de imaginar creaciones joyeras y relojeras que conforman una colección singular de diseños de culto. Basta con mencionar iconos como Santos, Tank, Trinity, Just un Clou, Love, Panthère, Pasha y Ballon Bleu. Son objetos reconocibles e inconfundibles que se basan en cuatro grandes principios creativos: la pureza de la línea,
la precisión de la forma, la exactitud de las proporciones y la belleza de los detalles.
Si hablamos de la pureza de la línea, el deseo de
Cartier es llevar el objeto a su expresión más depurada y comprensible a primera vista. Respecto a la precisión de la forma, la marca reflexiona, evalúa los efectos de la simetría, el paralelismo o la asimetría, invita a la perspectiva, crea profundidad, recurre a las curvas para aportar movimiento y, finalmente, inventa una nueva forma. Así lo ha hecho numerosas veces no solo con los guardatiempos que replantean las siluetas tradicionales de la relojería, sino con otros que nadie más podría haberse imaginado, como Tortue, Baignoire, Crash, Tank Asymétrique y Cloche.
La exactitud de las proporciones, tercer principio creativo de Cartier, se refiere al equilibro entre la línea y la forma,
el volumen y su armonía. La exactitud se mide a escala
del cuerpo humano y se considera la manera de lucir el objeto. “Es entonces cuando la proporción cobra sentido, pues determina la elegancia del objeto que se inscribe con naturalidad en su contexto”, explica la Casa. Esta exactitud original permite a Cartier adaptar las proporciones de
las creaciones sin desnaturalizarlas, al ritmo del paso del tiempo y según las tendencias de la época.
Por último, la belleza de los detalles reside en la intuición estilística de un joyero que reconoce la belleza donde está y se atreve a mostrar lo que otros ocultan. Sin embargo, los detalles deben tener sentido, no son gratuitos ni artificiales. Tienen su utilidad, y Cartier no duda en reivindicarla estéticamente.
Gerardo Nino
Andy Warhol con un reloj Tank.
Jacqueline Bisset con una pulsera Trinity.
Yves Montand con un reloj Tank.
Patrimonio cultural, pero también afectivo, los relojes y las joyas de la Casa francesa Cartier son portadores de la memoria.
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