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Jaeger-LeCoultre tiene un mecanismo que permite intercambiar entre opciones de color las exquisitas correas que Casa Fagliano diseña para el Reverso. En 2021, Piaget introdujo el lujoso Polo Skeleton con un mecanismo similar, por lo que viene con un brazalete de acero y una pulsera adicional de piel de aligátor.
Cabe destacar que estos sistemas también están presentes en los relojes conectados de lujo. En 2017, el TAG Heuer Connected Modular 45 propuso un nuevo nivel de personalización con 56 versiones disponibles y 18 correas y brazaletes en varios materiales. Como su nombre lo indica, era un reloj que se podía personalizar por módulos. Actualmente, gracias a su sistema de intercambio, los nuevos modelos Connected Calibre E4 ofrecen brazalete de acero, correas de piel y correas de caucho en varios colores.
Montblanc cuenta con un sistema de intercambio de correas en colecciones como Bohème, en el smartwatch Summit y en su nueva línea de relojes de buceo 1858 Iced Sea Automatic Date. “Hoy, los clientes esperan tener un sistema así, es algo casi obligatorio en esta clase de relojes. No significa que sea fácil hacerlo, pero, sin duda, resulta esencial”, nos dijo Nicolas Baretzki, CEO de la Maison.
En efecto, la cualidad de intercambiar un brazalete por una correa, y viceversa, es especialmente útil en los relojes diver. Otro ejemplo reciente de esto es el Seamaster Diver 300M America’s Cup Chronograph de Omega, equipado con el sistema Quick Change. Muchas otras marcas se han sumado a esta oleada de personalización, como Zenith, Panerai, Roger Dubuis, Oris, Baume & Mercier, Maurice Lacroix, Longines, Mido, Tissot, Rado y un largo etcétera.
Así que el término tendencia, en poco tiempo dejará de ser adecuado para referirnos a algo que llegó para quedarse. Que la industria haya sido capaz de cubrir esta nueva necesidad, demuestra que, en materia de innovación y adaptabilidad, la relojería nos seguirá sorprendiendo en el futuro.
Jessie Espinosa
WATCHES WORLD 61