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circunstancias, y así se ofrecen más opciones para adaptarlo al momento que estás viviendo”, opina Julien
Tornare, CEO de Zenith. Sin embargo, si algo hemos aprendido en los últimos años, es que la personalización no cumple totalmente su objetivo si no se simplifica y le facilita la vida a las personas. De este modo, el éxito de los sistemas de intercambio de correas se debe, justamente, a que son tan sencillos de utilizar como novedosos.
La euforia por las correas
Por supuesto, los brazaletes y las correas siempre han tenido un peso enorme en el diseño de los relojes. Algunos, como los de Rolex, tienen nombre propio y son tan legendarios como las piezas a las que acompañan. Su nivel de excelencia, belleza y atractivo es asombroso.
No obstante, en los últimos años, el impacto de estos componentes ha sido mayor. Un antecedente relevante sucedió en 2009, cuando Tudor reconoció el potencial de las correas de tela y empezó a fabricar sus propias versiones con la colaboración de una empresa especializada. Tudor también normalizó presentar dos o tres opciones de correas para un mismo reloj, una premonición de lo que estaba por venir.
En 2016, Vacheron Constantin, sinónimo de la más alta tradición y maestría relojera, dio el banderazo de salida a la nueva era de la personalización con el regreso de su colección Overseas. La nueva generación de estos relojes deportivos de lujo en oro o acero, ofrecía un sistema fácil de intercambio de correas, y cada pieza incluía un brazalete metálico, una pulsera de piel de aligátor y otra de caucho. La marca no solo ha mantenido esta fórmula, sino que la ha extendido a otras colecciones.
“Podemos decir que fuimos los pioneros de estos sistemas de correas en la Alta Relojería. Lo creamos para adaptar el Overseas a la versatilidad del estilo de vida actual. Es una característica muy interesante, porque te da la flexibilidad de cambiar el
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