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SPECIAL REPORT
UN ROLEX FUERA DE ESTE MUNDO
Rolex Cosmograph Daytona ha establecido una asociación con el mundo del automovilismo. La historia comienza
en los años 30, cuando Sir Malcolm Campbell rompió
la barrera de las 300 millas por hora con un Rolex en la muñeca. Más adelante, la firma suiza también pasaría
a asociarse con Daytona International Speedway en los Estados Unidos, con objeto de lanzar la primera generación del Oyster Perpetual Cosmograph. Posteriormente, esto sería fundamental para que el reloj adoptase su icónico nombre “Daytona”. El mecanismo de cronógrafo con
una escala taquimétrica para medir velocidades medias, ha convertido a este modelo en una leyenda. De forma permanente, e inevitable, está asociado al deporte motor y a la osadía que existe detrás del manejo llevado al límite.
Aunque este reloj nació en 1963, durante su larga estancia en los catálogos de Rolex, ha tenido una serie de ediciones especiales para conmemorar al que, sin duda, es el cronógrafo más deseado en el planeta. Sin embargo, este año, la compañía con base en Ginebra optó por realizar algo totalmente imprevisible. ¿A qué me refiero? Rolex miró hacia las estrellas y encontró la respuesta. Literalmente.
................................................... El Rolex Cosmograph Daytona es uno de los relojes más demandados actualmente. Dentro del vasto mundo de los cronógrafos mecánicos, este modelo se encuentra en la cima, al ser una de las piezas más coleccionables en la historia de la relojería.
En esta ocasión, el Rolex Cosmograph Daytona viene
en una presentación que pasará a la historia como una
de las ediciones más fascinantes. Toda la magia está en
la carátula, que contiene un material que es fuera de este mundo. Proviene de un asteroide que hizo colisión con
la Tierra, y su composición es principalmente de níquel y hierro que, al enfriarse justo después del impacto, generan una cristalización única. El material no solamente es inaccesible en nuestro planeta, sino que, por la rareza en
su composición, es extremadamente difícil trabajarlo.
Para ello, Rolex corta el meteorito metálico, y después
de un tratamiento químico muy especial, las esquirlas
son reveladas al ojo. Denominadas “estructuras de Widmanstätten” por este proceso tan particular, significa que ninguna carátula con este material será idéntica a otra.
Por supuesto, el trabajo exquisito de Rolex se extiende más allá de la carátula. Podemos encontrar, primeramente, un bisel de cerámica que no es como el de cualquier
otro cronógrafo deportivo. La cerámica del bisel, llamado Cerachrom, se selecciona por su resistencia a las rayaduras
34 WATCHES WORLD
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