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Special Report
Master Chronometer: del espacio a las profunidades Tecnología para la luna, las profundidades y los récords...
Entrar a un edificio que parece clínica, libre de polvo, pisos y paredes blancas, ventanas lumino- sas, relojeros con batas impecables, prepararse para entrar y conocer un lugar excepcional para
la producción industrial de la alta relojería, es una experiencia inolvidable. Se camina entre los bancos de relojeros, se ven procesos automatizados y los totalmente artesanales, tecnologías que arman el reloj y seres humanos que le imprimen a cada uno de ellos una dosis de espectacularidad, solo ahí se comprende cómo se ha logrado crear una pieza que formará parte de una colección, de un legado. Omega trae esto claramente en sus estrategias.
Platiqué con Raynald Aeschlimann, CEO de Omega, un ejecutivo completo, consolidado y con una gran visión, es el líder de una de las Casas relo- jeras más grandes del mundo y siempre sorprende por su calidez. Me volvió a dejar claro su plan con el primer anuncio de la colección 2021 de la Ma- nufactura: “Todos nuestros relojes ya serán Master Chronometer”, así inició su charla. Por igual, tuve la oportunidad de visitar el laboratorio inicial para esta certificación, un lugar de excepcional pulcritud con máquinas, hornos, vitrinas donde viven y son probados los relojes. En 2015, cuando Omega pre- sentaba su primer reloj con esta certificación (por cierto, también escuchará el término “METAS”
que se refiere al “Institut Fédéral de Métrolo-
gie” suizo) fue un Globemaster que a algunos sorprendía por haberla cumplido, pero a los analistas hizo pensar que algún día se haría
realidad en todos sus relojes y hoy, seis años después, se cumple. En cada pieza se une la
doble certificación, después de cumplido
el “COSC” (Contrôle Officiel Suisse des Chronomètres), pasan a las ocho pruebas
de METAS, que duran 10 días: hermeticidad, magnetismo, temperatura, etcétera. Se escribe
y se lee sencillo, y hoy se da por garantizado en todos los Omega, pero déjeme decirle que es una labor titánica que le garantiza el producto que está adquiriendo para toda la vida. La certificación se da a cada reloj, de hecho, usted puede entrar en línea y ver las calificaciones que obtuvo su reloj
en específico.
Así, Mr. Aeschlimann no me estaba comentando un hecho menor sino una nueva generación de productos 100% robustos, exactos y probados, el siguiente nivel
en la relojería de Omega.
También me platicó acerca de las aleaciones, este año presenta su “Bronze Gold”. Los alquimistas inves-
tigadores de la marca dieron con una fórmula única. En esta ocasión, además del bronce, con 37.5% de oro, incluyó porcentajes de elementos como la plata
para la apariencia y brillo, una mágica combinación que nos cautiva, así como lo hicieron el Sedna Gold y el Moonshine. Con esto ratifican su gran área de desarrollo; cada nueva aleación y mejora mecánica – como en su momento fue el escape “Co-axial”–, nos confirman que es el reloj exacto para ir al espacio, ser probado por los seres humanos de alto desem- peño en las Olimpiadas, por exploradores extremos o en carreras de vela, no por nada el mismo, James Bond confía en un Omega para sus “increíbles misiones”.
En este 2021 su colección está más viva que nun- ca, el Seamaster 300 de bronce o el Seamaster Black Black; el extraordinario Deville, reserva de marcha,
los Constellation rediseñados y listos para dama, así como las correas para el Moonwatch, que seguramen-
te serán atesoradas por los coleccionistas.
Queda clara la estrategia y el liderazgo en desa-
rrollo, innovación y la gran visión a largo plazo de Omega. Un gusto haberlos visitado, convivir
con sus relojes, emocionarse con sus coleccio- nes y ahora descubrir que el coleccionista está
invirtiendo de manera sólida en cada reloj único de Omega.
Manuel Mejía
20 WATCHES WORLD