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Watch Words
   je del Institut Minerva de Recherche en Haute Horlogerie, es un italiano originario de la paradisíaca isla de Sardegna (Cerdeña) y un hombre que, con base en los conocimientos tradicionales de relojería, produce piezas meticulosamente trabajadas a mano. Si bien respeta la tradición, para él es indispensable la innovación, elemento que garantiza la constante renovación y el progreso incesante.
Watches World tuvo la oportunidad de platicar con
él dentro del Salón Internacional de la Alta Relojería (SIHH) en Ginebra, en enero del 2010, después de haber observado la impactante colección de Montblanc. La plática da inicio cuando él se refiere al fomento de nuevos talentos, que finalmente son los que le imprimen dinamismo a su manufactura.
WW: ¿Cómo se vive la pasión relojera dentro de su taller?
Demetrio Cabiddu: Se respira. En 1967, empecé en Lémania Compagny (hoy Breguet), ahora soy el conductor de las creaciones. Todos los productos que nacen en nuestro taller son muy limitados debido a la técnica y el trabajo en los acabados que requieren. Nuestra capacidad para producir tourbillons es de 16 a 19 piezas por año.
WW: ¿Cuánto es demasiado en una edición limitada?
WW: ¿Cómo se hace para medir el éxito de una pieza?
DC: Todos lo modelos presentados el año pasado han sido vendidos. Todavía no han sido fabricados porque no hemos tenido tiempo, pero ya están colocados. Para mí eso ya es un éxito: saber que una pequeña cantidad de
mi producción está en manos de alguien que siente pasión por la artesanía relojera. Evidentemente Villeret no se rige por tendencias, pero yo soy seguidor de las cosas más sobrias, y creo que las tendencias son para aquellos que requieren algo menos complicado.
WW: ¿Están trabajando en alguna pieza especial?
DC: Tenemos pensado crear un tourbillon con cronógrafo, un nuevo concepto de tourbillon con un volante aislado, el primer reloj en el mundo con este sistema. Evidentemente pierde menos energía, y se registra una economía de 30 por ciento. Un tourbillon clásico que registra un giro por minuto, equivale a una perdida del 30%, pero con este sistema eliminamos este porcentaje.
WW: ¿Cuáles son los valores que los hace diferentes?
DC: Nuestra filosofía es conservar el valor de nuestro taller, lo cual implica una visión continua de los pasos subsecuentes, innovaciones técnicas, retos técnicos compatibles con la estética de una pieza, posibles complicaciones y a su vez, soluciones. Lo más importante no es hablar sólo de estética, la gente que realmente ama el oficio sabe lo que es dejar el corazón en el corazón
del reloj.
WW: ¿Cómo percibe el mundo de la alta relojería en cinco años, si hablamos de tecnología y nuevos materiales?
DC: Difícil de imaginar, sobre todo si lo pensamos como un mercado vulnerable. Es una pregunta que no podría contestar, quizá la gente que está en contacto comercial con todo el mundo lo sabría. Yo trabajo bajo mis propios principios, mientras otras manufacturas echan mano de la nueva tecnología de máquinas que facilitan la producción, nosotros somos artesanos en toda la extensión de la palabra, nuestras herramientas son nuestras manos.
DC: Eso depende del modelo y de la complicación que se precise. Si hablamos de un cronógrafo y de un Tourbillon Horas Misteriosas, resulta evidente la diferencia de trabajo que requiere uno y otro. También hay que entender que muchas de nuestras piezas son únicas, con lo cual queremos decir que son fabricadas por un solo artesano dedicado a los acabados.
WW:: En qué consiste el diseño de las piezas, lo hacen enfocándose a un país en particular?
DC: Existe una gran diferencia cultural de un continente a otro. Soy un relojero, no un hombre de negocios, por lo tanto la manera de conducirme es por medio de la creación. No pienso en un producto especial por país, simplemente por la cabeza me pasan piezas vendibles, pero no dirigidas a un cliente en específico. Quizá la mentalidad italiana es más parecida a la mexicana, pero sustancialmente diferente a la asiática.
WW:Cuál es su motor?
DC: Soy un hombre movido por la pasión, primero pienso en ella y después en mi cliente. Me siento muy agradecido cuando una persona admira y compra el producto de mi sentir, mas nunca lo haré por el negocio. No necesito de mucha gente a quien le guste mi trabajo, uno es más que suficiente y lo seguiré haciendo por él.












































































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