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CARTIER
Sublime la estética de este atemporal modelo. El Extra-flat Ballon Bleu
se presenta en oro rosa de 18 quilates con un diámetro en su caja de
46 mm y una carátula protegida por cristal de zafiro, inconfundible por su cabujón de zafiro.
HARRY WINSTON ¿Cómo podríamos definir a esta colección?: atemporal. El perfecto compañero diario que se manifiesta de manera discreta y sofisticada. Su caja de 42 mm de oro rosa o blanco, guarda un movimiento mecánico de cuerda automática.
AUDEMARS PIGUET
El Jules Audemars Extraplano alberga uno de los movimientos automáticos más planos en el mundo: 2.45 mm de espesor.
Con una elegancia natural, ostenta el prestigiado calibre 2120 con reserva de marcha de 40 horas. ¿El tamaño? El ideal: 41 mm con una caja realizada en oro de 18 quilates.
Special Report
La sencillez del
os primeros relojes contaban únicamente con una manecilla que marcaba las horas, y fue hasta 1691 cuando el relojero británico Daniel Quare, introdujo la aguja central que permitía la lectura de los minutos. A mediados del siglo XVIII, las manecillas se empezaron a hacer dedicando más atención al grosor, además de que se puso un especial cuidado en los toques de elegancia. Hoy en día, existen relojes que cuentan hasta con más de diez agujas que indican cada una de las complicaciones que posee la pieza, aunque en ocasiones impiden una lectura clara y rápida.
Poca es la curiosidad que dirigimos a las manecillas de un reloj. Sin embargo, son un pequeño detalle que marca una gran diferencia, ya que deben ser indestructibles, haber sido elaboradas con el material correcto, sometidas a muchas pruebas de alta calidad y lo más importante: tener un diseño en perfecta armonía con la carátula.
Después de malas épocas, como la recesión económica de la cual estamos saliendo, vienen periodos de reflexión sobre lo que realmente somos y hacia dónde vamos: el momento en que nos acercamos a nuestra esencia. Quizá ese proceso es similar al que ocurre en la industria de
la relojería: marcas que han regresado a lo esencial y a la pureza de relojes con dos o tres manecillas que indican horas, minutos y segundos. Finalmente, ése es el origen de los guardatiempos. De las plazas se mudaron a los escritorios, después pasaron a los bolsillos y terminaron en las muñecas de mujeres y hombres.
Lo clásico siempre va a estar unido a la elegancia y la distinción, y nunca pasará de moda porque ostenta un sello inconfundible. Los objetos clásicos definen un estilo y resaltan el valor de la artesanía pura. En definitiva: existen con el único propósito de perpetuarse.
De acuerdo con las principales exposiciones relojeras
a nivel mundial: SIHH y BaselWorld, podemos constatar que una de las tendencias más fuertes para este año es el regreso a la sobriedad, a la tradición de cada casa relojera, a su origen y a la historia que han escrito a lo largo de mucho tiempo.
Relojes sencillos, con correa de piel, carátula limpia
y casi sin ninguna complicación exhibida en ella. Por lo general elaborados en oro y de una sobriedad exquisita, simbolizan el arte que se funde con las horas.
Sandra Barradas
WATCHES WORLD
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