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42 WATCHES WORLD
COVER WATCH
Recordemos que Cartier es uno de los grandes joyeros que existen. Por ello, tiene una intuición estilística que le permite ver la belleza
donde sea que esté, y atreverse
a mostrar lo que otros ocultan.
Esto explica la decisión de dejar a
la vista los remaches funcionales que fijan el bisel del Santos a la
caja. “Los detalles deben tener un significado y no figurar sin sentido
o artificialmente”, dice la firma. Este elemento estético fue retomado más adelante por otras marcas de lujo, una muestra más de cómo Cartier dicta tendencia.
Otro concepto que se materializa en el Santos es la precisión de las proporciones. Cartier nos explica que se refiere al “equilibrio entre las líneas y las formas, el volumen y la armonía que emanan del diseño”. En el Santos, se aprecia
en la manera en que se abraza a la muñeca, pues desde el principio se ha prestado atención a la ergonomía y practicidad del reloj. Es esta precisión omnipresente desde el modelo original la que permite reelaborar las proporciones del Santos para que se adapte
a distintas épocas.
Grandes momentos
Porque, obviamente, el Santos no ha permanecido inmutable, algo que sería impensable en una Maison con el ímpetu creativo de Cartier. Una de sus evoluciones más importantes se registró en 1978, cuando reapareció con un brazalete de oro y acero,
una combinación de materiales inédita en la marca. Como el enorme joyero que es, Cartier refinó, pulió
y satinó el acero, y este modelo se volvió un objeto de deseo entre los famosos de la época. El brazalete tenía los remaches visibles, a imagen y semejanza del bisel.
En 1987, se presentó el Santos
de Cartier Galbée, con la forma redondeada. El mítico Santos 100 apareció en 2004 para celebrar el centenario del modelo. El Santos
de nuestros días fue actualizado recientemente por los estudios de diseño Cartier. Es el ejemplo perfecto de cómo lograr que un reloj clásico entre los clásicos adopte una estética moderna y conserve todo aquello