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WATCHES WORLD
El taller de achaflanado de la Manufactura Breguet.
El trabajo de achaflando en un mecanismo esqueletizado.
Achaflanado exquisito
Como parte de su filosofía de preservar los oficios
artesanales, Breguet tiene un taller de achaflanado
con artesanos sumamente capaces, además de que
su departamento educativo trabaja en la formación
de las nuevas generaciones. Verlos en acción en
medio del silencio reverencial de la Manufactura,
con tanta dedicación y destreza, nos recuerda por
qué nos apasiona la Alta Relojería.
El achaflanado consiste en eliminar con una
lima las aristas vivas de los distintos componentes
formando un chaflán o un bisel de 45 grados,
cuyo ancho debe ser constante y con ángulos
perfectamente paralelos. No hay una herramienta
para medir este acabado, sino que se confía en la
experiencia del especialista. Se utiliza papel de lija
para suavizar las superficies y que ofrezcan una
sensación táctil idéntica. Luego se pasa al pulido con
pasta de diamante, que debe quedar perfecto para
que el reflejo sea uniforme, sin torsiones ni facetas.
Las esquinas entrantes solo deben mostrar una
línea pura, formada en el punto de encuentro de
los dos chaflanes, como explica la Casa. Ninguna
máquina permite obtener un resultado tan exquisito
como este. Según Breguet, su taller de achaflanado
es el más importante de Suiza.
En la visita pudimos conocer otros departamentos
de la Manufactura, como el de restauración, donde
vimos el mítico reloj Marie-Antoinette N°1160 –la
reproducción del reloj que Breguet hizo para la reina
María Antonieta–; el taller de tourbillones, donde nos
explicaron el funcionamiento de maravillas como el
Double Tourbillon 5347, y el taller donde restauran
los tornos de guilloché antiguos, una especie de
túnel del tiempo con máquinas que se remontan a
principios del siglo XX. En cada lugar que recorrimos
se sentía la presencia de Abraham-Louis Breguet. Y
eso solo puede ser una buena noticia.