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y, en 1914, logró que un reloj Rolex obtuviera un certificado de clase “A” del Observatorio de Kew en Gran Bretaña, la más alta instancia de
la época en la materia. Con eso, la firma contribuyó a que los relojes de pulsera ganaran credibilidad.
El siguiente desafío de Wilsdorf
fue la hermeticidad. “Yo les repetía sin cesar a mis colaboradores técnicos: ‘Tenemos que conseguir crear una caja cuya hermeticidad garantice definitivamente nuestros movimientos de precisión frente a los estragos del polvo, la transpiración,
el agua, el calor y el frío. Solo así quedará asegurada la perfecta precisión del reloj Rolex’”, explicaba.
El primer resultado de las investigaciones de la Casa en este tema fue el Submarine, que Rolex comercializó en 1922. Era un reloj fijado con una bisagra al interior de una segunda caja con cristal que era hermética gracias a un bisel enroscado a la carrura. Una solución interesante, aunque para manipular la corona era necesario abrir la
caja externa.
Apenas cuatro años después, en 1926, Rolex presentó una caja dotada de un ingenioso sistema patentado de bisel, fondo y corona enroscados a la carrura. Era completamente hermética y protegía el interior del reloj de las agresiones externas. Wilsdorf, que también era un adelantado en cuestiones de mercadotecnia, la bautizó Oyster (ostra). “La ostra es una modélica guardiana de su casa que no tolera absolutamente ninguna mota de polvo o cualquier otra impureza. Pues bien, señores, nosotros hemos adoptado sus cualidades, así como su nombre. He aquí un ejemplar del Rolex Oyster, bautizado así porque vive en el agua y excluye toda impureza”, afirmó en un discurso
de 1927.
La caja Oyster –y el reloj que surgió con ella– revolucionó y popularizó el uso de los relojes de pulsera, como lo predijo Wilsdorf. Por supuesto, es una de las señas de identidad clave de Rolex y ha evolucionado para incorporar otras innovaciones que
Primer Oyster Cojín 1926.
Hans Wilsdorf.
“Pronostico que el Oyster va a popularizar el uso de los relojes de pulsera entre los hombres, más que cualquier otra cosa que se haya logrado hasta ahora.”
Hans Wilsdorf, fundador de Rolex
Caja Oyster moderna.
la han vuelto aún más asombrosa, con una hermeticidad que comienza en un mínimo de 100 metros y llega hasta 3,900 metros, en el caso
del Deepsea.
En la actualidad, la carrura o
parte central de la caja Oyster se fabrica en un bloque macizo de acero Oystersteel, oro de 18 quilates
o platino, y sobre ella se fijan con solidez los otros elementos. Su fondo va herméticamente enroscado a
la carrura. Las estrías acanaladas, heredadas del modelo Oyster
de 1926, sirven de sujeción para
una herramienta especial que los relojeros autorizados emplean para acceder al movimiento. Sea cual sea el material en el que esté fabricada, la fusión de forma y funcionalidad en
la caja Oyster es perfecta.
Sandra Barradas
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