Heritage Naval de Tudor, una historia que hay que detenerse a leer y contar. La potencia con la que la marca ha conectado con los mares y con las misiones oceánicas, la han llevado a conectar con el mar, así como con la Marina francesa. Con la cual sostiene una conexión excepcional.
Tudor y su historia de legitimidad Naval
Del inicio de la segunda mitad del siglo pasado se desprende el primer reloj de submarinismo propuesto por Tudor. Se trató de la referencia 7922, uno de los primeros instrumentos profesionales destinados específicamente a esta disciplina emergente.
Los códigos de la pieza mostraban un reloj robusto, técnicamente avanzado y a un precio accesible. Esta pieza fue ideal para la Marina Nacional francesa, por lo que lo convirtió en parte de su equipamiento.
Especificación GERS
(Groupement d’Étude et de Recherche Sous-marine / Grupo de Estudios e Investigaciones Submarinos). Organismo que contactó con la marca en 1956 para evaluar la idoneidad de los modelos de la marca para equipar a los nadadores de combate de la Marina francesa.
A partir de ese momento, y durante más de medio siglo, los submarinistas de las mayores fuerzas navales del mundo han lucido relojes Tudor en sus muñecas.
Años 60, relojería experimental
En esos años, el sector de la relojería en general, y Tudor en particular, estaban experimentando un gran impulso creativo, y el proyecto “Commando” es el mejor ejemplo de ello. En 1967, la marca, que había estado suministrando relojes de submarinismo a la Marina de los Estados Unidos desde la segunda mitad de los años 50, comenzó a desarrollar un modelo técnico para reemplazar el Oyster Prince Submariner, referencia 7928.
El nuevo reloj tenía que cumplir con una serie de especificaciones fijadas por el gobierno estadounidense, e incorporar los resultados de las últimas investigaciones sobre funcionalidad y ergonomía llevadas a cabo por los ingenieros de la marca. Se puso en marcha una fase de desarrollo, que resultó en la producción de algunos prototipos. Este ambicioso proyecto, cuyo nombre en código era “Commando”,derivó en Black Bay P01 (Prototipo 1).
El Black Bay P01 ha sido producido con un espíritu contemporáneo, pero manteniendo a la vez el principio de la corona a las 4 horas y las prominentes cubiertas de los orificios laterales del modelo de la década de 1960, y cuenta una historia poco conocida hasta la fecha en la tradición naval de Tudor. Al final, la Marina estadounidense decidió equipar a sus submarinistas con un modelo más sencillo: Oyster Prince Submariner 7016. El proyecto “Commando” no pasó de la fase de prototipo.
Década de los 70, el mar es azul
Durante muchos años, la marca había ofrecido una alternativa en azul a las clásicas esferas negras tan típicas de los relojes de submarinismo de la época. Esta característica, acompañada de inscripciones específicas grabadas en el fondo de la caja (M.N. unido a los dos últimos dígitos del año de producción) que evocaban una vida de aventuras acuáticas, hizo que estos relojes, apodados “Tudor MN”, se hicieran muy populares entre los coleccionistas.
Son precisamente esos modelos, y ese período, los que toma como referencia el Black Bay Fifty-Eight Navy Blue. Además del color azul marino mate de su carátula y bisel. Conoce la reedición, AQUÍ.
Ref. 7924, Big Crown
Black Bay Fifty- Eight es probablemente el modelo Tudor que más se acerca estéticamente a los primeros relojes de submarinismo de la marca. En esos años, ambos organismos habían escogido la famosa referencia 7924. La cual es ahora conocida entre los coleccionistas como Big Crown por su prominente corona, una versión reforzada de la corona habitual que permitía ofrecer por primera vez hermeticidad hasta 200 metros. Sin llegar a ser una reproducción fiel de esta referencia, el modelo Black Bay Fifty-Eight reinterpreta su espíritu. En su configuración con correa de tela, rememora la costumbre de los submarinistas de las fuerzas armadas de usar en sus relojes diferentes tipos de correas o cintas que en ocasiones se toman prestadas de otro equipamiento de campo.
Bronze
El modelo Black Bay Bronze no alude a ningún reloj concreto de la tradición naval de Tudor. Evoca anécdotas que reflejan la forma en la que diferentes generaciones de navegantes han usado los relojes Tudor. Su correa de tela, por ejemplo, rememora un incidente en el que un miembro de la unidad de submarinistas/paracaidistas de la Marina francesa quedó momentáneamente colgando de la puerta del avión por
la correa de tela de su reloj; el grupo decidió producir sus propios brazaletes, más flexibles, usando correas elásticas que reciclaban del sistema de apertura de emergencia de los paracaídas de rescate de la época.
Esta correa presentaba una raya central amarilla que se puede encontrar en la actualidad en la correa de tela del modelo Black Bay Bronze. De la misma manera, el bronce usado para la caja de este modelo, una aleación de bronce y aluminio de alto rendimiento que se usa comúnmente en la ingeniería naval para partes sumergidas y que debe demostrar un alto nivel de resistencia a la corrosión, también evoca las actividades navales. Este metal, por su naturaleza, adquiere con el tiempo una pátina única y sutil que refleja el estilo de vida del propietario.