Los lanzamientos de la 24 Rue du Faubourg Saint-Honoré reafirman su pasión por “suspender el tiempo”, la inagotable creatividad al reinventar un clásico, así como su lado divertido y desenfadado.
Desde su fundación en 1837, la Maison artesana ha dominado el arte de convertir objetos ordinarios en elementos extraordinarios. Desde la talabartería, los bolsos, corbatas, o mascadas, todo en Hermès destila elegancia mientras se acerca a la perfección.
Incursionó en el mundo de la relojería en la década de los veinte –cuando oficialmente comenzó a vender relojes– y quizá nadie imaginaba que se abriría paso en la alta relojería con creaciones, sofisticadas, elegantes y precisas. No fue sino hasta finales de los setenta cuando estableció formalmente un taller de relojería. Fue entonces cuando nacieron colecciones que ya son referencia innegable de la firma y de las que, en este 2025, se presentan nuevas versiones.

El clásico reinventado
Arceau fue una de sus primeras colecciones pues vio la luz apenas en 1978 y desde entonces se ha creado en distintas variantes, materiales y diseños, pero manteniéndose fiel a su estética contundente y a su impronta con el mundo ecuestre.
Por otra parte, la definición de tiempo concebida por Hermès no podía ser menos singular así que en 2011 introdujo Le temps suspendu, un concepto que lleva a la realidad un sueño acariciado por todos alguna vez: el de detener el tiempo. Para esta nueva versión recién lanzada en Watches and Wonders, Hermés presenta el Arceau Le temps suspendu, con una estética completamente renovada.
Una caja de 42 mm da cobijo al movimiento de manufactura Hermès H1837, que permite “suspender el tiempo” así, con solo pulsar el botón ubicado a las nueve horas, el tiempo se congela, las manecillas cambian de posición indicando que el tiempo se ha detenido, mientras continúa su impecable marcha en el fondo de la caja.

La carátula tiene una abertura que permite ver el hipnotizante mecanismo que se aprecia en su totalidad gracias a su fondo transparente. El tiempo se lee mediante dos indicadores de mecanismo retrógrado: uno para la hora y el otro para los minutos y la fecha.
Esta versión del Arceau se presenta con la caja en oro gris o rosa, y las carátulas en tres colores: beige, rojo y azul. Las correas de piel de becerro vienen a juego con las carátulas. El Arceau Le temps perdu es resistente al agua hasta 30 metros y cuenta con una reserva de marcha de 42 horas.
Hermès Cut Le temps suspendu
Otra icónica colección de Hermès, aunque mucho más joven, se une al repertorio de modelos que albergan la complicación Le temps perdu. La colección Hermès Cut, lanzada apenas en 2024 presenta una nueva cara con una caja de 39 mm que da cabida al movimiento H1912.

Su carátula conserva el carácter sobrio y contundente del Cut a la vez que muestra casi veladamente la característica abertura que hace posible “suspender” el tiempo presionando el pulsador ubicado a las ocho horas. Este modelo viene en tres versiones rojo y opalino plateado, que cuenta con la opción de adquirirse con el bisel engastado en diamantes.
Otra de sus singularidades son las agujas de las horas y los minutos retrógradas a 360 grados, así como su función de rotación antihoraria en 24 segundos. Esta versión Hermès Cut es resistente al agua hasta 100 metros y tiene una reserva de marcha de 45 horas.

El contraste entre el bisel pulido y la caja satinada hace patente su versatilidad que se reafirma a través de su forma de afirmarse a la muñeca gracias a su sistema intercambiable: puede usarse con su brazalete de oro rosa o bien mediante una correa de caucho color craie.
Maillon Libre, una idea sin fronteras
Tomando como punto de partida la tradicional cadena de ancla –un motivo que no es extraño para Hermès– la colección Maillon Libre se afianza en el mundo de la relojería expandiendo los horizontes de la maison. En esta ocasión presenta dos nuevas creaciones que nacen a partir de la idea del Chaine d’ancre que se fraguó en la mente de Robert Dumas hace más de 80 años.
El primero es un reloj de pulsera tan delicado que se ubica a medio camino entre la joyería y la relojería. La caja, de apenas 16.50 por 27.70 mm, alberga un movimiento de cuarzo ETA E01.701 H4 y se encuentra casi oculta entre los eslabones del brazalete.

Su presencia discreta se materializa en una carátula que ostenta seis diamantes talla brillante de engaste en grano. Sus agujas de latón dorado o rodiado, (dependiendo la versión) y acabado pulido, marcan tan solo las horas y los minutos.
Esta magnífica pieza se presenta en dos versiones: oro rosa y cuatro turmalinas color terracota, o bien en oro blanco con cuatro diamantes de aproximadamente 0,9 quilates cada uno.
La versión masculina de Maillon Libre
Otro modelo inspirado en la idea del Chaine d’ancre es el broche Maillon Libre que complace las exigencias del público masculino sin perder su suavidad y discreción. Su diseño único permite llevarlo colgado al cuello mediante un cordón de cuero de becerro Swift negro y cierre de oro blanco o rosa.
Para aquellos que prefieran lucirlo en la solapa o en la camisa cuenta con un sistema de broche engastado con 21 diamantes talla brillante, dos diamantes baguette y turmalinas indigolita o terracota talla cojín.

La carátula de este reloj, aunque tiene un carácter más protagónico, es igual de discreta que su contraparte femenina. La caja, de apenas 35 por 23 mm resguarda un mecanismo de cuarzo ETA E01. 701 H4 que marca exclusivamente hora y minutos.
Se creó en dos versiones, una en oro rosa con carátula del mismo material y otra de oro blanco con carátula en ónix mate. Ambas versiones cuentan con agujas bastón de latón ya sea rodiado o dorado con acabado pulido.
Lee también: Watches and Wonders 2024: la elegancia simple de Hermès Cut
La sonrisa asegurada
Para cerrar en un tono divertido y juguetón Hermès presenta una versión única del favorito de las transformaciones: el Arceau Rocabar de Rire. La caja y la correa son las distintivas del modelo Arceau así que en esta ocasión todo ocurre en la carátula.
Adornada con un simpático caballo nacido de la imaginación de Dimitri Rybaltchenko y destinado originalmente para el pañuelo Rocabar de Rire, este gracioso personaje dio un salto al mundo relojero de Hermés para sorprendernos con su gracia y belleza

La imagen del equino se plasma en la carátula mediante efectos de relieve y profundidad conseguidos con cinceles para después desplegar todos sus detalles con la pintura en miniatura. Este hermoso personaje se muestra sobre unas delicadas franjas de marquetería de crin colocadas con esmero sobre una base de latón.
La magia comienza al pulsar el botón situado a las nueve horas. Es ahí cuando la pieza cobra vida: el caballo saca la lengua en una simpática animación que tiene la sonrisa de su dueño asegurada.

Toda la escena ocurre en una caja de 41 mm de oro blanco que resguarda un movimiento H1873 de manufactura, responsable de marcar las horas, los minutos, así como de la función que anima al equino. El fondo de la caja cuenta con una cubierta de zafiro que deja ver el sofisticado movimiento.
Cuenta con una reserva de marcha de hasta 50 horas y es hermético hasta 30 metros. Se afianza a la muñeca con una correa de piel de aligátor azul abisal. Su producción está limitada a tan solo 12 piezas.