El Portugieser de IWC Schaffhausen ocupa un sitio de honor entre los relojes nacidos en el siglo XX y cuya influencia ha aumentado con el paso de los años. La pieza que inspiró la colección actual ya tenía una estética tan pura y atemporal como los modelos actuales. Nació de una forma algo curiosa. En la década de 1930, dos hombres de negocios portugueses encargaron a la Manufactura un reloj de pulsera con la precisión de un cronómetro marino. Era una solicitud un tanto extraña. La moda en ese entonces eran los guardatiempos pequeños y de estilo Art Déco.
¡El IWC Portugieser Cronógrafo es nuestra nueva digital cover!
La solución, presentada en 1939, fue poner el mecanismo de un reloj de bolsillo sumamente preciso en una caja de 41.5 mm, un tamaño considerable para la época. La carátula, abierta y limpia, era similar a las de los relojes de cubierta que IWC fabricaba para la Real Armada Británica y que eran fáciles de leer. Esto debido a que se usaban como instrumentos de navegación. Así nació la legendaria referencia 325, con números arábigos aplicados, manecillas delgadas tipo hoja, minutería ferrocarril y pequeño segundero a las 6 horas. IWC la resucitó en 1993 en una edición limitada para conmemorar el 125º aniversario de su fundación y la bautizó Portugieser, en memoria de aquellos portugueses.
El cronógrafo perfecto
Desde entonces, el Portugieser se ha diversificado en varios modelos. Uno de los más emblemáticos y exitosos es el IWC Schaffhausen Portugieser Cronógrafo de 41 mm, que se adapta prácticamente a cualquier muñeca. La elegante caja del modelo que presentamos aquí es de oro rojo de 18 quilates, con un fino bisel que la hace parecer más grande.
La carátula plateada es sencilla y funcional, con un totalizador de minutos a las 12 horas y un pequeño segundero a las 6, ambos en bajorrelieve. Esta disposición es elegante y distintiva. Presenta un realce con una escala de cuartos de segundo. Esto permite una lectura precisa del tiempo cronometrado y evoca los orígenes del Portugieser como un instrumento de precisión náutica para la muñeca. Además, cuenta con agujas lanceoladas, números arábigos e índices aplicados dorados, y la esfera está protegida por un cristal de zafiro con tratamiento antirreflejos.
Uno de los aspectos que más nos gustan de los Portugieser es que, aunque sus códigos se remontan a hace más de 80 años, su diseño es contemporáneo. Siguen siendo modernos, relevantes y, claro, atemporales. No se sienten como piezas retro o vintage, aunque al mismo tiempo son los herederos de un legado tan imponente como el de IWC. Todos los modelos de esta colección lucen tan modernos hoy como el reloj de 1939 en su momento.
Igual de importante es la calidad de su mecanismo. IWC Schaffhausen tiene una de las manufacturas más modernas de la industria relojera. Ahí produce el calibre 69355 de carga automática, un movimiento con rueda de pilares que se puede ver a través del fondo de cristal de zafiro. Tiene 205 componentes, entre ellos, una masa oscilante calada donde puede leerse “Probus scafusia”, el lema de IWC. Garantiza 46 horas de reserva de marcha y oscila a una frecuencia de 4 Hz o 28,800 a/h. Está decorado con Côtes de Genève y perlado.
El IWC Schaffhausen Portugieser Cronógrafo es hermético hasta 30 metros de profundidad. Su diseño es tan perfecto que se puede adaptar a una correa de piel de marrón, con un estilo más formal, o a una más robusta y casual hecha de caucho verde o negro con textura. Estamos seguros de que dentro de 100 años se verá igual de bien.
Disponible en www.iwc.com.mx