El 26 de junio es el día del tourbillon, y este 2024 se celebra el 223 aniversario de una de las complicaciones relojeras más importantes de la historia. Y Breguet es parte fundamental de este legado.
Abraham-Louis Breguet es uno de los relojeros más importantes de todos los tiempos. En gran parte por sus invenciones, la relojería suiza ha adquirido el prestigio que actualmente goza.
Uno de sus avances más icónicos, el cual cambió la historia de la relojería para siempre, es el tourbillon. Más que una obra de arte, se trata de un mecanismo complejo, resultado de un estudio preciso de las leyes de la física y de un conocimiento relojero experimentado.
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¿Cómo surgió el tourbillon?
Para conocer sus inicios, debemos retroceder a 1747, año en el que nació Abraham-Louis Breguet en Neuchâtel, Suiza. Distinguiéndose por ser un prodigio inigualable, a sus 15 años se mudó a Versalles y a París para consolidarse como un maestro relojero.
Gracias a su extensa experiencia, Breguet se dio cuenta de un problema crucial en los guardatiempos de su época. En 1801, mediante un estudio minucioso, observó que la precisión de un reloj de bolsillo se veía afectada por la gravedad, especialmente cuando un reloj permanecía estacionario durante mucho tiempo.
La solución fue aislar el órgano regulador de la pieza dentro de una jaula para mantenerlo en constante movimiento. De esta manera, el tourbillon podía “compensar” los efectos de la gravedad en su precisión.
Desde entonces, la Manufactura, nombrada en honor a este brillante relojero, ha sido uno de los artífices más importantes de esta histórica complicación.
El tourbillon en Breguet
Guardatiempos de Breguet que integran y exhiben esta proeza técnica y estética hay muchos. Primeramente, encontramos la colección Classique Grandes Complications.
Mezclando virtuosismo mecánico con un diseño moderno, se pueden apreciar múltiples visiones del tourbillon, todas distinguiéndose por su gran impacto visual.
Ejemplo de ello es el Classique Tourbillon Extra-Plat Squelette 5395, el cual incorpora un tourbillon ultradelgado de solo 3 mm de grosor en una configuración esqueletada.
Asimismo, la firma cuenta con ejecuciones más “minimalistas”, tal como Classique Tourbillon Extra–Plat Automatique 5367, el cual presume una carátula en esmalte «Grand feu» y un tourbillon descentrado entre las 4 y 6 horas.
Otra colección distintiva de Breguet en cuanto a tourbillones es, sin duda, Tradition. Por ejemplo, el modelo Tradition 7047 luce una construcción esqueletada.
Sin embargo, como parte de su extraordinario diseño, incorpora una subcarátula para las horas con acabado guilloché entre las 7 y 8 h, la cual acompaña a un impactante tourbillon entre las 12 y 3 h, el cual es alimentado por dos barriletes independientes.
Finalmente, la colección Marine, enfocada a piezas de legado marítimo, ha probado múltiples ejecuciones con esta complicación. Una de ellas es Marine Tourbillon 5577, disponible en oro rosa o platino, para la cual la firma desarrolló un movimiento extraplano de alta frecuencia.
Nada más y nada menos, presenta hasta 80 horas de reserva de marcha y cuenta con una jaula de titanio y una espiral de silicio. Por consiguiente, el tourbillon resistirá a la corrosión, el desgaste y los efectos de los campos magnéticos.
Como habrás podido atestiguar, el tourbillon no solo ha resuelto una de las problemáticas más importantes en la relojería mecánica, sino que inició una nueva era de maestría y apreciación estética, en la cual esta complicación se ha convertido en el elemento protagonista en múltiples relojes icónicos de Breguet.
Prueba de ello es el Marine Tourbillon Équation Marchante 5887 que, además del tourbillon de última generación, un calendario perpetuo y una ecuación del tiempo, presume de una estética deportiva, característica de esta colección.
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