Son 41 piezas, 23 de ellas únicas, las que conforman la colección Les Heures Fabuleuses de Cartier. La magia que rodea a cada una de estas creaciones radica en la metamorfosis a la que son sometidas.
Se trata de relojes de doble sentido con un happening joyero. De pronto, un pavo real o una serpiente de diamantes se sale de la carátula para posarse, en broche, en la solapa de una chaqueta, lo mismo ocurre con el caparazón de una tortuga dibujado con diamantes.
Ilusión, sugestión, Cartier posee sortilegios relojeros y el don de lo insólito. Relojes ultra preciosistas, joyas de excelencia y de savoir-faire, el del joyero que hace oscilar un fénix de diamantes al ritmo del movimiento, y el del joyero cuando, de un collar, hace surgir un broche delicado.
Disfruten estas imágenes y gocen de la magia creada por Cartier en Les Heures Fabuleuses.
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- El tiempo se ve, el tiempo se esconde, una tortuga se mofa de las horas por las que vela. Centinela engastada con una morganita a modo de caparazón lapidario, capaz de abrirse sobre la esfera plateada de un reloj oval.
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- Esto no es un reloj, es un pavo real imprevisible, cuyo vuelo lo separa de su marco en marquetería de nácar. Una joya de broche engastada con brillantes sobre una flor en raíz de rubí puntuada con una hoja en jade nefrita.
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- ¿Una sortija que da la hora? Nadie lo podría sospechar. Escondido en el alborotado plumaje de diamantes, resguardado por el pico de nácar y los ojos engastados con esmeraldas de un papagayo. El asombro es total cuando se revelará misteriosamente la carátula que parecía imperceptible.
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- ¿Brazalete o reloj? Aderezo de tiempo en cara a cara, por un lado el resplandor de un berilo verde engastado con una malla calada de diamantes y por el otro un pequeño reloj enmarcado con brillantes.
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- Entra con todo su cuerpo felino en la ronda del tiempo, animal fetiche del bestiario Cartier cuyo pelaje de diamantes y manchas esmaltadas imprime en blanco y negro la carátula de oro blanco engastada con brillantes de un reloj lunar acunado por una pantera majestuosa.
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- Pequeña pantera grácil agarrada al flanco de un reloj con esfera miniatura. Un espectáculo delicado donde los volúmenes dibujan el relieve, la fantasía animalística.
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- Esto no es un reloj, es un elefante. No, es un collar, o más bien un reloj de bolsillo y, por qué no, todo a la vez. Es toda la sutileza del ejercicio, la magia de una cadena engastada con brillantes a la que se adapta un reloj independiente, el cortejo de un elefante cuya apertura desvela las horas engastadas con cuentas de diamantes pardos.
