Desde el momento del surgimiento del MEGAWIND, algo llamó particularmente mi atención: la masa oscilante -hoy característica innegable de la marca- parecía desafiar la gravedad y que además poseía la forma de un hacha que cortaba la resistencia al mismo tiempo que realizaba la carga del reloj automático, era prácticamente un sueño hecho realidad, una visión futurista salida del cerebro de un ingeniero, menciono esto porque uno de los principios básicos de cualquier rotor dicta una diferencia estrepitosa de pesos entre un lado y otro para posibilitar y garantizar su libre movimiento de acuerdo a la fuerza ejercida por la gravedad o los cambios de posición de la muñeca. Stepan Sarpaneva fue el encargado de desentrañar este deseo y hacerlo posible, además de que tuvo la idea inicial de llamar a esta pieza MEGAWIND, pero ¿cómo lo hizo? Cortó la parte posterior de uno de los brazos para crear una diferencia de masa y por consiguiente peso entre un extremo y otro, ¿suena fácil verdad? En principio pudiera parecer que sí, pero el MEGAWIND no sólo emplea una masa oscilante crecida, sino también requiere de «voltear de cabeza» -literalmente- al movimiento del HM3.
A Jean-Marc Wiederrecht, ganador del premio inaugural de Mejor Relojero en la edición 2007 del Grand Prix d’Horlogerie de Genève, le confiaron la tarea de transformar los dibujos y diseños de Max Büsser y del diseñador Eric Giroud en una realidad horológica, con su equipo de Agenhor, y superó la prueba. Los conos de las horas y los minutos han sido pulidos a partir de aluminio sólido hasta obtener un grosor similar al del papel. Los indicadores del tiempo normalmente se ubican en la parte de arriba, es decir, en la carátula del movimiento, pero al invertir el movimiento del HM3 para mostrar su operación, se requiere encontrar una solución eficiente para traer la energía desde abajo del mecanismoo hasta los conos de medición del tiempo y la rueda de la fecha en la parte de arriba. El problema de los piñones era la falta de espacio que estos requerían por eso en vez de usarlos, HM3 utiliza dos cojinetes de cerámica de gran diámetro (15mm). Esto minimiza el número de engranes y con esto la fricción, lo cual posibilita un movimiento más delgado ya que por su gran diámetro sólo requieren soporte en un extremo (la base), y gracias a su diseño de gran precisión, adquiere una gran rigidez.
Nuevamente el visionario sueño trazado en un papel de la mano de Maximilian Büsser abre caminos en la relojería que algunos considerarán innecesarios, y probablemente lo sean, tal vez muchos estén de acuerdo con que la relojería tradicional es más hermosa, pero existe en algunos genios un nivel de rebeldía que posibilita la apreciación anteriormente citada, y si en el camino se logra ganar adeptos, podemos decir que su misión ha sido cumplida.