¿No le digo? El auto, el hombre, el tiempo y los relojes son sinónimos, o al menos conviven de manera natural y masculina. ¿Qué fue primero?
La concepción del tiempo, naturalmente, pero hoy en día estas industrias se encuentran hermanadas debido a la precisión necesaria para desarrollar un motor y un calibre, y en este sentido, encontramos configuraciones estéticas: chasises dedicados directamente a rendir un homenaje al mundo del automovilismo deportivo, la máxima ingeniería y el alto desempeño en pista.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver nuestra introducción con el reloj de edición limitada en celebración a la vida y obra de Carroll Shelby? Resulta que nuestro virtuoso personaje nos regala un apellido de abolengo en el tuning enfocado al performance de los vehículos. Carroll fue pionero en la construcción de diversas prestaciones enfocadas al automóvil de competencia que pondrían en competencia a los bólidos americanos, pesados y difíciles para el terreno curvo europeo.
Este año, Baume & Mercier se ha acercado a la leyenda del Carroll Shelby Licensing a fin de proponer su afamado Capeland como la caja perfecta para rendir un tributo a la leyenda del AC Cobra y a su creador, que fue impulsado por Ford para competir directamente con bólidos como Ferrari. En 1965, el también conocido como Shelby Cobra (427 Cobra) sería protagonista de una competencia que cambiaría el rumbo del motoracing para siempre: el FIA International Championship para Constructores GT, restauraría el golpeado prestigio norteamericano en las competencias de automóviles.
Así pues, la pieza horológica basa su estética en un reloj monopulsante de 1948 encontrado en el museo de la marca. No obstante, el reloj ofrece un aire contemporáneo con una carátula color azul -degradada– que exhibe una escala taquimétrica, ideal para medir velocidades promedio, pero también gracias a los acentos deportivos de las agujas que evocan el diseño del volante y –principalmente– de la trotadora, la cual replica el logotipo de la famosa Cobra desarrollada por Carroll. Asimismo los totalizadores hacen lo mismo con respecto a los instrumentos de medición incluidos en aquel Cobra de 1965.
Finalmente, el reloj está animado por un motor calibre La Joux-Perret 8120 de remonte automático visible a través del anverso de la caja –de 44 mm– de acero de acuerdo a las ediciones especiales, mientras que la correa de piel de cocodrilo color negro e interior rojo con pespuntes blancos y triple cierre de seguridad o, si lo prefiere, podrá optar por la elegante edición numerada a 98 piezas construida en caja de oro rosa.
Más sobre «Shelby»
Carroll Hall Shelby, un verdadero cowboy texano nacido un 11 de enero de 1923, fue hijo de un cartero y de una familia trabajadora del sur de los Estados Unidos, se enlistó en el Cuerpo Aéreo de los Estados Unidos y combatió en la Segunda Guerra, para posteriormente retirarse como Teniente Segundo y buscar posibilidades en el boyante negocio de la basura, luego incursionó en el territorio petrolero y posteriormente se dedicó a la cría de ganado.
¿De dónde viene entonces el amor y la pasión por los vehículos? Su granja sufrió un contagio por enfermedad de Newcastle y le llevó a la quiebra, por lo que se vio obligado a competir como piloto de carreras en el campeonato de Fórmula 1 de 1958, ganándose el pan literalmente en la pista.
Su talento y habilidades le llevaron a ser reconocido luego de ganar las 24 Horas de Le Mans en 1959 para Aston Martin, pero tras complicaciones de salud se retiró ese mismo año para fundar la escuela de conducción de alto rendimiento que llevaba su apellido.
A partir de este momento, se asociaría con AC Cobra, mejor conocido como Shelby Cobra debido a las modificaciones que Carroll imprimiría al bólido, incorporando un motor Ford V8 al bólido roadster británico para brindarle prestaciones superdotadas, un automotor que rápidamente se popularizó en Norteamérica y comenzó a venderse cual pieza de colección, capitalizando a la empresa de Shelby, quien utilizaría una fórmula similar para modificar automóviles Ford como el Daytona Coupé, el legendario GT40, el Shelby GT350 basado en un Mustang y el GT500. No obstante, su separación de Ford le hizo incorporar sus modificaciones y talento por la mecánica a armadoras como Dodge y Oldsmobile.