La inspiración para la creación de las líneas de joyería debe provenir prácticamente de cualquier elemento, y siendo una marca italiana, quienes hemos tenido oportunidad de conocer la cultura romana sabremos del arte del sorbete.
Conocemos que la línea de Alta Joyería se inspira criaturas místicas como la serpiente, o en formas y colores geométricos que destacan por su elegancia para lucirlas en las alfombras rojas más exclusivas de la Tierra. Sin embargo, la joyería puede ser divertida, creativa y mucho más alegre cuando se porta a diario.
En este sentido el verano funge de escenario perfecto para lanzar Roman Sorbet, como parte de la línea Bvlgari-Bvlgari. Las joyas (amatista, turmalina rosa, zafiro y tsavorita) han sido montadas sobre un cuerpo de oro rosa o blanco de 18 quilates, al tiempo que el distintivo logo de la colección pone en evidencia la fortaleza histórica con más de 40 años de enamorar al público femenino.
El sorbete en Roma
Considerado un postre helado que no contiene elementos grasos y que adquiere su poderoso sabor de la frescura de la fruta, los vendedores de sorbetes italianos prefieren servirlo en un recipiente y no en un cono, con la finalidad de no alterar el sabor de su obra culinaria. La leyenda indica que el Emperador Nerón mandaba a sus esclavos a recolectar nieve para acentuarla con jugo de fruta y tomar su postre favorito. El Imperio Romano llevó la idea del helado al Mediterráneo y a los países Árabes, donde la palabra sorbete nació, derivada del scherbet (nieve dulce).