Creado en los talleres de lo extraordinario, esta nueva versión del icónico Altiplano integra la maestría artesanal de los relojeros de Piaget con el esmaltado Grand Feu cloisonné de Anita Porchet.
Georges-Édouard Piaget pasaba largas temporadas durante el invierno suizo en su taller de relojería de Côte-aux-Fées, en lo alto de las montañas, creando exquisitas piezas de relojería con las que dio inicio, en 1847, a una de las Casas relojeras más creativas y vanguardistas.
Ya desde entonces Piaget se distinguía por la creación de escapes ultraplanos, característica que sentaría las bases de sus más icónicas piezas y particularidad por la que sería reconocido mundialmente y que materializa su conocido lema: “siempre haz más de lo necesario”. Eso justamente harían las generaciones que heredaron su conocimiento, pasión y creatividad con la que siguen empujando los límites de lo posible.
Ya en 1943, Gerald y Valentin, nietos de Georges-Édouard, supieron hacer crecer el negocio que la estaba bien establecido y llevarlo por el buen camino cuando establecieron su atelier en la cosmopolita Côte d’Azur, en donde empezaron a destacar como relojeros. A finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, Valentín lanzó al mercado el movimiento 9P, reconocido como el movimiento más delgado del mundo, sentando las bases de sus éxitos futuros, no solo por su delgadez, sino por las posibilidades creativas que les otorgaba.
El bisnieto del fundador, Yves Piaget, educado como relojero y gemólogo, supo leer a la perfección los deseos de sus clientes potenciales e invitó a sus empleados a diseñar sus piezas directamente sobre las páginas de las revistas de moda, dando rienda suelta a la creatividad y vinculándose irremediablemente con ese mundo. Los diseños de Piaget rompieron esquemas y desafiaron todos los estándares, integrando piedras preciosas en sus relojes como ningún otro e involucrando distintas disciplinas con el único objetivo crear joyas excepcionales.
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Fue así como, en 1957, nació Altiplano, creado cuando las demás casas relojeras estaban ocupadas en desarrollar relojes deportivos y centrándose en los materiales, en su durabilidad y resistencia, Piaget se diferenció estableciendo que a partir de ese momento fabricaría únicamente piezas en oro y platino, dejando claro cuál era su camino y a quién se estaba dirigiendo: un público que aprecia la creatividad y el bien hacer, sembrando la semilla de la elegancia extravagante.
Piaget Altiplano Skeleton High Jewellery Métiers D’art
Esta habilidad de combinar oficios artesanales únicos se materializa como nunca antes en el Altiplano Skeleton High Jewellery, que reúne maestría relojera gracias a su magnífico movimiento esqueletizado incrustado con diamantes y zafiros, creado en los Ateliers de l’Extraordinaire, con maestría artesanal gracias a su esfera decorada con esmalte Grand Feu cloisonné realizado nada menos que por la extraordinaria Métier d’Art, Anita Porchet que ha colaborado con esta Maison desde 2006.
Para este reloj-joya, Porchet eligió una combinación de tonos fríos: verde, púrpura y azul que, usando la técnica de esmalte cloisonné, mezcla a la perfección con diamantes y zafiros talla baguette en tonos similares, borrando los límites entre la joyería y el esmaltado e incluso entre la carátula y el bisel, pues el esmaltado abarca todo el anverso e incluso alcanza el reverso.
La producción de esta obra de arte relojero se limita únicamente ocho exclusivas piezas cuidadas hasta el más mínimo detalle e impulsadas por un movimiento automático de oro 1201D1, engastado en una resplandeciente caja de 40 mm.
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