La reserva de marcha en los relojes no es otra cosa sino la cantidad –en unidad de tiempo– que resta de energía para que el reloj siga trabajando. Es básicamente “la gasolina del tanque”.
Pese a que todos los relojes mecánicos tienen una reserva de marcha dada de acuerdo a sus características, mostrarla no es tan sencillo.
¿Cómo funciona la reserva de marcha en los relojes?
Los relojes mecánicos cuentan con una fuente de energía (muelle espiral, muelle real) y, a medida que ésta pierde tensión para animar a la transmisión y la entrega de la indicación de tiempo, la reserva disminuye. A este fenómeno se le llama reserva de marcha, y puede mostrarse en los relojes como una “complicación”.
Para lograrlo se emplea un sistema diferencial a partir de un tornillo, en donde se atornilla a un eje paralelo al barrilete. La parte superior de este tornillo y diferencial tiene una sección cónica que guiará la aguja o indicación de la reserva de marcha a medida que se mueve hacia arriba o abajo del eje del muelle. Todo ello logrado gracias a una leva que se apoya en la sección cónica.
O sea: cuando el reloj funciona el barrilete girará el tornillo diferencial haciendo que descienda sobre un eje. El ángulo en combinación con el número de vueltas del tornillo hace que la indicación de la reserva se anime.
Esto se logra mediante el uso de un enlace con un dedo apoyado en la sección cónica. Se debe cuidar que los dientes del tornillo diferencial engranen correctamente con los del barrilete.
Cuando se arma el reloj, dar cuerda, el devanado funciona enrollando una rueda que está unida al eje a rosca. Cuando éste se gira el tornillo diferencial asciende y dirige la manecilla indicadora de reserva de energía.
Otras versiones de la complicación de reserva de energía incluyen un sistema epicíclico y diferencial. Todos estos sistemas se pueden adaptar para indicar linealmente en lugar de a través de un ángulo.